La pequeña Paloma, de diez años, falleció en Francia el pasado viernes a consecuencia de un glioma infiltrante del tronco cerebral, uno de los tumores cerebrales más graves. En su caso, tal y como recoge El Comercio, era inoperable y tampoco tenía ningún tratamiento.
Todo cambió hace 15 meses, en marzo de 2018 en La Fresneda (Teruel). La madre tuvo que llevar a la menor a urgencias cuando esta sufrió una parálisis en el lado izquierdo del cuerpo. Después de una noche en Oncología Pediátrica llego la mala noticia: los médicos le detectaron, a través de una resonancia magnética, un bulto en el cerebro.
Aquella bola era un glioma infiltrante del tronco cerebral. Inoperable y sin ningún tipo de tratamiento actualmente, la familia intentó buscar una solución por todos los medios. Incluso Paloma entró en Biomete, un estudio clínico a nivel europeo.
Hace poco tiempo sus padres y ella viajaron hasta Burdeos para acceder al tratamiento, para el que sus vecinos de La Fresneda consiguieron recaudar 40.000 euros. Sin embargo, el pasado viernes la ardua lucha llegó a su final.