En su informe, la Guardia Civil ve "claros indicios" de que la asesina de Gabriel pudo "segar la vida" de su propia hija en 1996. La niña de cuatro años cayó desde la ventana de un séptimo piso de la casa familiar de madrugada. Ella dijo que la menor era sonámbula y que fue un accidente.
Ana Julia llegó a España en 1995 y dejó a su hija Ridelca en República Dominicana. Años más tarde cuando la asesina confesa de Gabriel Cruz se había casado con un hombre al que había conocido en un club de alterne y había tenido con él otra niña, Judit, se trajo a la pequeña.
Meses después de llegar a España, la niña cayó desde el séptimo piso de la casa familiar de madrugada. El caso se archivó como un accidente.
La Guardia Civil en el informe elaborado tras la muerte de Gabriel, y que publica El Periódico, recoge que la hija de Ana Julia tuvo que subirse a una mesa y abrir la doble ventana, algo que "requiere de cierta maña y fuerza". Los investigadores recogen en el informe "la dificultad de que una niña de solo cuatro años en estado de sonambulismo, que nunca había padecido, se precipitara desde un edificio".
Tras la muerte de Gabriel Cruz, el exmarido de Ana Julia contó a los investigadores que mientras Ridelca vivió con él nunca sufrió “ningún episodio de sonambulismo ni estaba medicada por ello”. Igualmente comentó a los agentes que él mismo sufrió varios episodios de fiebres altas sin motivo aparente por los que estuvo hospitalizado varias veces en Burgos.
Otros familiares de Ana Julia han confesado a los responsables del caso de Gabriel que, tras la muerte de la niña, Ana Julia cambió varias veces de versión y que hablaba de ello con total “frialdad”. Tras el accidente, cuenta el citado diario, Ana Julia no pudo ser interrogada porque sufría una situación de estrés, algo similar a lo que le pasó, supuestamente, cuando encontró la camiseta de Gabriel.