Bilbao se convierte en la primera ciudad del mundo con más de 300 000 habitantes que impone un límite de 30 kilómetros por hora en todas sus calles y avenidas. Los ciudadanos que se muestran a favor de esta medida señalan a que se reducirá la contaminación, los ruidos y los accidentes. Sin embargo, los conductores que tramitan por la capital vizcaína consideran, sobre todo los profesionales, que es una medida exagerada por "lenta" y porque "es muy difícil de cumplir".
Las autoridades han instalado radares para detectar infracciones por toda la ciudad y los conductores se enfrentan a multas de hasta 600 euros y hasta 6 puntos de retirada de carnet. "Lo veo un poco excesivo", comenta un ciudadano desde su turismo.
La medida pretende hacer la capital más saludable. "Habrá menos ruidos, menos humos y, espero, menos siniestros", explica el concejal de movilidad de Bilbao, Alfonso Gil. Pero no opinan lo mismo taxistas, repartidores o motoristas. "La gente que coge un taxi es porque tiene prisa, y ahora resulta que casi llegan antes andando", comenta un hombre.