Bill Gates revela sus trucos para entender y recordar todo lo que lee

  • Bill Gates es un verdadero devorador de libros, el magnate reconoce llegar a leer alrededor de 50 libros al año

  • “Cada noche leo durante algo más de una hora”

  • “Si quieres aprender sobre ciencia, lee la historia de los científicos”

Bill Gates no es solo conocido por ser el cofundador de Microsoft, sino también por ser un verdadero devorador de libros, ya que el magnate reconoce llegar a leer alrededor de 50 libros al año. En una entrevista realizada por Quartz, Gates desvela algunos de los trucos.

El primer consejo de Gates es el de tomar notas en los márgenes de los libros, ya que afirma que: “Tomar notas me asegura que estoy esforzándome en entender lo que leo”, afirma. Además asegura que no suele empezar libros que sabe que no terminará, y que al menos dedica una hora diaria a la lectura. Para Gates un libro no es algo que puedas abrir por 10 minutos y pasar a otra cosa, “cada noche leo durante algo más de una hora”, añade.

Otro de los ‘tips’ del empresario es ir más allá y crear un marco o contexto de lo que está leyendo, esto le asegura un conocimiento más amplio del tema que le interesa y no se limita al contenido de un solo libro: “Si quieres aprender sobre ciencia, lee la historia de los científicos, de cuando estaban confundidos y de las herramientas o ideas que les permitieron progresar”, dice. “Así obtienes la cronología, el mapa o las ramas de la ciencia de lo que se sabe y lo que no se sabe. El aprendizaje incremental es mucho más fácil de retener” agrega.

Gates afirma que cuando obtienes una visión general del tema, todas las piezas empiezan a encajar, aunque admite que al principio puede ser “muy desalentador” desviarse del tema de interés, pero añade que: “Es divertido decir: ¿y esto no contradice algo que ya sabía antes? Mejor lo busco y lo descubro por mi mismo. Es muy molesto cuando lees cosas y hay cierta inconsistencia”.

El ejemplo que pone para comparar este conocimiento es el de pedirle a un ajedrecista que memorice un tablero de ajedrez con las piezas colocadas al azar. El ajedrecista no puede absorber esa información porque no hay forma lógica de llegar a esas posiciones con un desarrollo normal del juego. Ve algo que otros no pueden ver.