Asturias y Cantabria llevan enfrentados desde hace más de dos años por una botella de sidra. La Asociación Sidra Asturiana (ASSA), en la que están agrupados casi todos los productores de esta bebida en el Principado defiende que el molde hierro –así se llama el diseño de la botella- es un modelo diferente, único y propio desarrollado en 1880 en Asturias para la sidra natural que se elabora allí. Sin embargo, Jesús Gómez Solórzano, dueño del lagar de Somarroza, en Cantabria, utiliza la misma botella para su producto.
Los productores asturianos iniciaron un pleito contra el lagarero para tratar que dejara de usar el envase y en septiembre de 2018 ya llegó la primera sentencia a favor del cántabro. La asociación reclamaba también la destrucción de todas las botellas y un 1% de su cifra de negocio.
La ASSA presentó un recurso contra la sentencia del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Santander, que ahora ha desestimado la Audiencia Provincial de Cantabria. Los lagareros asturianos registraron en 2000 ante la Oficina de Patentas el envase como marca notoria, con el objetivo de que los clientes diferencien la sidra asturiana de otras, y con la intención de que algo así no pasara. La sentencia ahora conocida impone la cancelación de esta patente inmediatamente. Además, el magistrado rechaza la notoriedad de la botella como marca porque dice que “carece de capacidad distintiva sobre un concreto origen empresarial”, solo que el consumo concentrado en el Principado “pudo llevar a la identificación de la botella con el producto”.
La asociación ha lamentado la decisión judicial ya ha asegurado que seguirán luchando por defender y proteger el uso exclusivo de esa botella, que siguen sintiendo suya. Ahora, estudiarán con sus asesores jurídicos las opciones de recurso que les quedan y si deciden llevarlas ante el Tribunal Supremo.