Los caza al rescate de los aviones averiados: así trabajan

  • El Grupo Central de Control monitoriza todo lo que entra en el espacio aéreo español y sus movimientos

El 29 de octubre de 2019 ocurrió un suceso que pasó completamente desapercibido. Un Boeing de Ryanair vuelo B738 que salió de Girona con destino a Bratislava (Eslovaquia) fue interceptado por un caza austríaco sin consecuencias.

Para saber cómo funcionan estas alertas entramos en el edificio Grupo Central de mando y control de nuestro Ejército del Aire (GRUCEMAC) en la base aérea de Torrejón de Ardoz, en Madrid. Aquí el teniente coronel Óscar Calzas nos explica cómo se producen todas las identificaciones de las aeronaves que sobrevuelan nuestro país.

Realmente todos los aviones tienen una emisora (transpondedor) que emite una señal y que dice quién es; además los pilotos comunican, allí por los cielos que pasan, quiénes son. Nuestro cielo es como un edificio. Al entrar en él se identifica; y quien está en la portería sabe que va, por ejemplo, al quinto piso. Ahora bien, cuando se desvía de su trazado, se baja en el cuarto, o cuando se cuela y no nos dice adónde va es cuando llegan los problemas. Hay que llamar a un vigilante o a un par de ellos para que lo encuentren, lo identifiquen y si viene al caso lo saquen del edificio. Ahora cambien el edificio por el espacio aéreo español, el guarda por el GRUCEMAC y los vigilantes por los cazas del Ejército del Aire.

Oscar Calzas, del Grupo Central de Control del Ejército del Aire señala que de media se identifican 12.000 trazas de aviones al mes. Sin embargo, la voz de alarma o ¡Scramble! se da unas 200 veces al año entre pruebas de entrenamiento (la mayoría) y los casos reales. Ahí es cuando suben los cazas, los vigilantes, a ver cara a cara qué es ese puntito en el radar que no se identifica. Se puede dar desde aviones que no comunican, problemas de aviones (desde un amenaza en el interior hasta que no pueda desplegar el tren de aterrizaje) o incluso avionetas usadas por el narcotráfico.

Los pilotos Jesús Ibarra y Pablo Carretero del Ala 12 con base en Torrejón de Ardoz (Madrid) nos explican cómo es la interceptación. Primero se acercan por detrás del avión, para que no lo vean los pasajeros y se alarmen. Se intenta una comunicación por el canal de emergencia con él. Si no responde, se ponen en el lado izquierdo del avión civil a la altura de la cabina. Allí mueven ligeramente las alas y el comandante de la aeronave civil debe moverlas también en señal de que lo ha entendido.