La noticia de que una niña de 10 años en Arizona había descubierto que la persona que la abordó por la calle no era de fiar gracias a una palabra clave que sus padres la habían hecho aprenderse para saber quién era de fiar o no. Si la persona en cuestión no sabía esa palabra clave, entonces no podía irse con ella y corría peligro. Un juego que se convierte en un buen dispositivo de seguridad. El hecho se ha vuelto viral y pone encima de la mesa la necesidad de establecer algunos códigos para aumentar la sensación de seguridad de los padres (además de los componentes tecnológicos cada vez más comunes).
Para ello lo mejor es saber algunas de las claves que maneja la policía. La mayoría de los niños cuya desaparición se denuncia se han escapado o han tenido algún malentendido con sus padres sobre dónde se suponía que debían estar. Por lo tanto hay que tener en cuenta cómo acabar esas discusiones de una manera que evite esas reacciones. Aunque suene aterrador, una vez que un menor no está con nosotros hay que tener en cuenta que de los niños y adolescentes secuestrados, la mayoría los secuestra un familiar o un conocido. Solo en el 25 % de los casos, el secuestrador es un desconocido. Dentro de este perfil, la policía tiene claro que la mayoría de los secuestros son cometidos por hombres cuyo objetivo en dos de cada tres ocasiones son niñas. Y aunque ahora exista más alarma en este sentido, los recintos escolares y sus inmediaciones no son los lugares elegidos para hacerlo.
Algunos consejos prácticos deben tenerse en cuenta. Cada seis meses es bueno tener una foto de nuestros hijos pequeños. No es mala idea que se les tomen las huellas dactilares. Su historial médico es importante. Conocer el mundo virtual donde se mueve si ya es adolescente es clave así como las zonas de ocio que frecuenta. Nunca se debe dejar solo a un pequeño en un coche infantil, ni un segundo e informe siempre a este de la persona que va a ir a recogerle al colegio o guardería para que sepa que va a ir esa persona y no otra. Parecerá de sentido común, pero es bueno evitar vestir a los pequeños con ropas con su nombre. Cuando un niño ve que le llaman por su nombre se fía de la persona. Como hicieron los padres de la niña de Arizona es bueno hablar con los niños como si fuera un juego. Sin provocarles miedo, pero hablar con ellos de tener unas normas básicas puede ser vital.
Algunas claves parecen básicas pero ayudan como no aceptar nunca caramelos ni regalos de desconocidos. Tampoco dejarse engañar con preguntas o juegos divertidos como "¿Me ayudas a buscar a mi perrito? o ¿Quieres ver unos gatitos preciosos que tengo en el coche?”. Huir y gritar si alguien lo sigue o intenta meterlo a la fuerza en un vehículo puede ser vital. Es importante también que los pequeños desde edad temprana sepan su nombre, dirección, número de teléfono (incluyendo el prefijo) y a quién debe llamar en caso de emergencia. Debe tener también en la cabeza amigos clave a los que recurrir además de los padres. Si su hijo tiene edad suficiente para quedarse solo en casa es vital que tenga la puerta de la calle cerrada con llave y que no diga nunca que está solo si alguien llama al timbre o por teléfono. Son claves que como a la niña de Arizona les puede salvar la vida.