Condenan a 28 años de prisión al joven que mató a su madre y a su hermano en Las Torres de Cotillas

  • El joven ha sido declarado culpable de los dos delitos de homicidio

  • Ha sido clave para se condena haber encontrado sangre de las víctimas entre los dedos de los pies y en las uñas de los mismos

El hombre que en marzo de 2018 acabó con la vida de su madre y de su hermano en el domicilio familiar de Las Torres de Cotillas (Murcia), cumplirá dos penas de catorce años y cuatro meses de prisión cada una por sendos delitos de homicidio, según lo dispone la sentencia dictada por el presidente del jurado popular que juzgó los hechos en la Audiencia Provincial. La sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, condena también al acusado, Iván G.P., a indemnizar al hijo del hermano con casi 113.000 euros; a su padre, con 88.300, y a la hermana de su madre, con 15.400.

La sentencia dictada por el presidente del jurado, el magistrado Augusto Morales, es consecuencia del veredicto de culpabilidad, que encontró al acusado culpable de los dos delitos de homicidio en base a las pruebas practicadas a lo largo de las varias sesiones en que se desarrolló la vista oral.

Los jurados consideraron acreditado que acabó con la vida de su madre y de su hermano con los golpes propinados en la cabeza con un objeto contundente que les produjo una gran hemorragia y se mostraron contrarios a que se le pudiera conceder cualquier medida de gracia.

Para el jurado popular, una de las pruebas definitivas para considerar al procesado culpable fue el hallazgo de sangre de las víctimas entre los dedos de los pies y en las uñas de los mismos.

No se considera congruente la autoría de sicarios

A lo largo de la instrucción del caso y durante el juicio, Iván G.P. mantuvo siempre su inocencia e insinuó que los autores del doble crimen pudieron haber sido sicarios, para añadir que disponía de recursos necesarios para tratar de dar con quien cometió los hechos.

El instructor de las diligencias policiales, un oficial de la Guardia Civil, manifestó al declarar como testigo en el juicio que la posibilidad de la autoría de los sicarios no era congruente, ya que lo normal en personas que matan por encargo es acudir provistos con el arma homicida, y no esperar a utilizar alguna que encuentren en el lugar, como ocurrió en este caso.

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