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Cinco meses después de la llegada del coronavirus a España, pocas declaraciones han resultado tan certeras como las de Nekane Murga, la consejera vasca de Sanidad. “Decenas de las personas que se van a contagiar esta semana van a necesitar ingresar y algunas, sin duda, fallecerán”, afirmó el jueves ante las cifras de contagios en el País Vasco, ya equiparables a las de abril.
Las palabras de Murga trascienden Euskadi e ilustran bien el momento sanitario que vive el país: contagios disparados, tanto los de las últimas 24 horas como los de las últimas dos semanas, en este caso multiplicados por siete a partir de la segunda quincena de julio. Cuando la consejera dice que “no es posible una nueva normalidad”, que hay una “segunda ola epidémica” y que el “virus nos está ganando terreno”, el pronóstico parece más una expresión de resignación que de pesimismo, el peso de una evidencia.
A pesar de ello, la cardióloga precisó que esta ola es distinta a la de marzo y que, al menos hasta ahora y en comparación a entonces, “no se han llenado los hospitales y las UCI”. La observación es clave. Si el número de nuevos casos notificados por Sanidad el jueves remite a finales de abril, el aumento de los ingresos en cuidados intensivos aún no es comparable a los peores días.
Sin embargo, el dato también crece. Desde que Sanidad cambió su forma de presentar las cifras de la pandemia, a partir del 25 de mayo, los ingresos en UCI estuvieron por debajo de los 20 casos (en los últimos siete días) hasta el 29 de julio, ya la semana pasada, cuando hubo 21. El crecimiento desde entonces ha sido significativo: saltó a 27 el 31 de julio y este jueves repitió en los 41, tras alcanzar esa cifra el martes. Es decir, casi el doble que hace una semana.
Las hospitalizaciones en los últimos siete días, que llegaron a un mínimo de 86 el 16 de julio, tampoco dan tregua desde que rompieron el techo de las 400 el 29 de julio, aunque van al alza desde mediados de ese mes. Si comparamos el primer dato de la nueva serie, de 256 ingresos el 25/05, los 673 ingresos notificados el jueves suponen más del doble respecto a finales de mayo.
Según Fernando Simón, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, que ha defendido la utilidad de informar del número de ingresos semanales y no diario, la cifra de hospitalizaciones “es mucho más cercana a lo que nos están explicando los casos que detectamos”.
“Sí que es verdad que en las últimas semanas ha subido un poquito”, ha señalado Simón, que informó de 2.747 personas ingresadas en todo el país, 292 de ellas en cuidados intensivos. El epidemiólogo estimó que aquellas “zonas concretas” donde haya transmisión tendrán “algunos hospitalizados más”, en referencia a Cataluña o Aragón, dos de las comunidades más afectadas en las últimas semanas.
“Ahora mismo en Aragón hay un hospital que tiene un poco más de tensión que otros, pero sin llegar a la saturación ni muchísimo menos”, ha precisado, además de mencionar un centro hospitalario en Madrid que “no tiene problema de colapso pero ha tenido un incremento de casos en los últimos días”.
A partir de ahí, Simón defendió que el número de camas en los hospitales del país sigue siendo suficiente. “En otras comunidades ha podido haber un incremento”, dijo sobre los ingresos, “pero en absoluto está poniendo en compromiso la capacidad hospitalaria de ninguna comunidad autónoma”.
Pero en Aragón, quizá la comunidad autónoma más afectada desde que comenzaron los rebrotes, el horizonte todavía no es tan claro. Si bien los nuevos contagios descendieron el jueves a 393, tras el récord de 657 casos del miércoles —ambas cifras superan de lejos las de marzo y abril—, la ocupación de camas tanto en UCI como en planta es alta.
Según las cifras de la sanidad aragonesa, hay en total 497 camas ocupadas por pacientes con coronavirus (confirmado o a la espera de resultado PCR): 42 están en UCI y 455 en planta. Teniendo en cuenta que hay disponibles 187 camas de UCI con respirador y 3.854 de hospitalización convencional, la disponibilidad es de 42% en las camas UCI y del 37% en planta, sumando los ingresos de pacientes de otras patologías.
En Cataluña, otra de las comunidades más golpeadas, las cifras han mejorado, con un descenso en la última semana en las consultas vinculadas al coronavirus (de 14.625 a las 14.019) y una reducción de los casos sospechosos en emergencias (de 2.503 a 2.071), datos de atención de urgencias que el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, ha calificado de “esperanzadores”.
Sin embargo, y si bien el número de pacientes ocupando camas en planta va a la baja, hay una “tendencia creciente” en el número de camas críticas, con 128 personas en UCI frente a las 107 de la semana pasada.