El español Pablo Ibar conserva la esperanza en salvar su vida

EFE 20/03/2009 14:06

"Estuve rezando durante quince años para que algo como esto pueda ocurrir", escribió Ibar, al recordar su detención en 1994, en una nota que hizo llegar a Efe durante la sesión del jueves en la audiencia, que se reanudará el 20 de abril.

El caso ha dado un giro inesperado cuando el nuevo abogado de Ibar, Benjamin Waxman, presentó al juez una declaración jurada de un testigo que asegura que otra persona le confesó que era el autor de las muertes por las que fue condenado el español.

A requerimiento de Efe, Ibar, de padre español y madre cubana fallecida a consecuencia de un cáncer, pudo escribir con las manos encadenadas una breve nota en la que expresa sentirse muy orgulloso de su familia, especialmente de su "preciosa esposa".

"Tengo mucha confianza que por fin vamos a conseguir 'justicias' en mi caso y 'pueder' ganar mi 'liberta'", escribió textualmente Ibar, en el corredor de la muerte desde 2000 en el penal de Raiford, en Starke, norte de Florida.

Añadió Ibar que estos días está "más o menos bien" de ánimo, y expresó su confianza en que se anule la sentencia y se celebre un nuevo juicio gracias a que hay nuevas evidencias a su favor.

En el rostro de los familiares, a medida que transcurrían las sesiones de la audiencia probatoria, se notó su satisfacción con las declaraciones de los testigos de la defensa -un experto facial y el primer abogado que defendió a Ibar-, que fueron contundentes y sólidas.

"Hemos presentado suficiente información para mostrar que el abogado de Pablo fue incapaz" de ofrecerle en el juicio una asistencia efectiva, afirmó Tanya Ibar, de origen puertorriqueño, quien contrajo matrimonio con él en febrero de 1998, ya preso.

Tanya insistió en que el juez que preside la audiencia, Jeffrey R. Levenson, "tiene que ver que este hombre (el abogado de oficio que defendió a Ibar en su momento) estaba física y mentalmente" destruido.

El letrado Kayo Morgan reconoció en la sesión del miércoles que cometió graves errores en la defensa de Pablo Ibar en el juicio de 2000 al atravesar un complicado período de su vida por los problemas de su esposa, que era drogadicta, así como por su mala salud y debilidad física y mental.

"Me casé con Pablo para luchar esta cruzada juntos, aunque sé que ésta no es la vida ideal para la mayor parte de la gente", explicó Tanya, quien confesó que "no podría dormir o hacer mi vida pensando que no hice lo correcto". Además, "le amo", subrayó.

"Al final, lo más importante era estar a su lado, porque sé que es inocente", prosiguió Tanya, quien todos los sábados se levanta a las cuatro de la mañana para conducir hasta el penal de Stark y, durante seis horas, poder estar junto a su marido.

Cándido Ibar, el padre del preso, declaró que está también "muy confiado" porque, "como todo el mundo ha visto, todo está a nuestro favor", manifestó.

Cándido, de 64 años, vasco y ex pelotari profesional que llegó en 1968 a Estados Unidos, se mostró complacido por las declaraciones del especialista en identificación facial, Raymond Evans, y de Kayo Morgan, el primer letrado que defendió de forma desastrosa a Ibar en el juicio que comenzó en abril de 2000.

Propietario de un pequeño negocio de carpintería en EEUU, el padre de Ibar criticó el sistema procesal estadounidense que permite, dijo, que un juez falle en el mismo día "cuarenta casos previos a una audiencia" en la que se decide sobre la vida o la muerte de un ser humano.

El juez "debe atender hasta cuarenta casos de faltas menores por la mañana y, de repente, tiene un caso como el nuestro, tan importante, de pena de muerte", insistió.

Aprovechó para agradecer el apoyo recibido por organizaciones y numerosas personas, un respaldo sin el que "no estaríamos aquí hoy en día", afirmó.

Para Michael Ibar, hermano de Pablo, se trata de una "injusticia" lo ocurrido a Pablo que al final quedará en evidencia. "Creo en la inocencia de mi hermano", sentenció.

A menudo, prosiguió Michael, de 32 años, le digo que se mantenga fuerte, y bromeo con él al decirle que "algún día va a salir y tener hijos que jueguen y hagan las mismas cosas que hacíamos nosotros de pequeños".

Ibar fue condenado a muerte por los asesinatos en 1994 de Casimir Sucharsky, dueño de un local nocturno, y dos modelos, Sharon Anderson y Marie Anderson, que estaban en su casa, un crimen que fue grabado por cámaras de seguridad.