Por qué el ‘estrés cultural’ acelera el envejecimiento

Informativos Telecinco 16/09/2018 18:08

trata de estar a la altura de las expectativas de la sociedad. Debido a ello, se da una producción constante de hormonas de estrés dañinas, como el cortisol, que fatigan el organismo y podrían reflejarse en el aspecto de la piel con signos como la deshidratación, la aspereza y las líneas de expresión profundas.

Este estrés prolongado e intenso no es bueno para la salud, pero los expertos en cuidado de la piel ahora revelan que también podría causar estragos en el aspecto físico de las personas.

"Está demostrado que hay una relación entre el estrés crónico y la alteración de los mecanismos de defensa que tiene el cuerpo para prevenir los procesos del envejecimiento fisiológico", aseguró la dermatóloga Lucila Mangas, especialista en cirugía plástica y reparadora, miembro titular de la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires, y que cita el medio Infobae.

Aunque a menudo las personas se sienten desconcertadas por las exigencias del trabajo, la familia y estar constantemente conectados a través de la tecnología, los expertos sostienen que gran parte de este ‘estrés cultural’ es autoinfligido.

El doctor Howard Murad, profesor clínico asociado de medicina en la Universidad de California, describió en su libro ‘Conquistando el estrés cultural’ al fenómeno como "el asesino silencioso más furtivo de todos".

En su obra, el especialista explora la ciencia detrás de la construcción de la juventud, y cómo la reducción del impacto del estrés cultural mejora la forma en que funcionan las células del cuerpo.

"El estrés cultural es el de la vida cotidiana moderna: un estrés persistente e insistente que puede ser constante e implacable. Es relativamente nuevo y la mayoría de las personas ni siquiera lo notan, en gran parte porque se ha arraigado en nuestra forma de vida. Desafortunadamente, afecta todo el cuerpo y puede contribuir a problemas de salud graves, por dentro y por fuera", asegura en su sitio web el experto.

Nada tiene que ver con el estrés cotidiano que actúa como ruido de fondo en la vida de las personas o incluso con el estrés agudo que se experimenta cuando uno intenta cumplir una tarea en un plazo determinado. El estrés cultural es mucho más insidioso.

Se produce porque los individuos esperan mucho más de ellos mismos, se esfuerzan por mantenerse al día con un sinfín de correos electrónicos, demandas de trabajo ilimitadas y reglas y regulaciones cada día mayores que hay que cumplir. Y, por supuesto, la atención a las redes sociales.

El uso excesivo de las redes sociales puede afectar el sueño, la autoestima y las relaciones personales. La evidencia emergente genera inquietudes sobre el impacto potencial de las redes sociales en la salud y el bienestar mental de las personas. En 2017, un informe publicado por la Royal Society for Public Health destacó una gama de posibles efectos negativos de las redes sociales, que incluían desde ansiedad y depresión, imagen corporal negativa, acoso cibernético, falta de sueño y ‘FOMO’ (miedo a perderse algo).