El estudio supone la investigación más completa y eshaustiva de cómo los niveles de grasa que se incluyen en las dietas afectan al organismo en su conjunto. Los científicos han estudiado los datos de una muestra de 126.000 personas que han tomado parte en dos estudios a largo plazo.
Los voluntarios de la investigación, de más de 32 años de edad, realizaban unos cuestionarios de forma periódica, en los que especificaban cuáles eran sus hábitos alimenticios, su estilo de vida y su salud. A lo largo del tiempo en el que se ha llevado a cabo la investigación, 33.000 sujetos han perdido la vida, y los científicos han analziado la relación existente entre su dieta y la muerte a causa de una enfermedad cardiovascular, cáncer, trastornos neurodegenerativos y lesiones del sistema respiratorio.
Los resultados, publicados en la revista especializada 'Archives of Internal Medicine', diferencian cuáles son las grasas más perjudiciales para las personas, estando en primer lugar las grasas trans (que podemos hallar en la carne y los lácteos) en las que una variación en su consumo de solo un 2% puede aumentar el riesgo de muerte prematura un 16%, justo al contrario que en el caso de las grasas insaturadas cuyo consumo tiene un efecto contrario, reduciendo hasta en un 19% el riesgo de sufrir una muerte prematura.
Así los especialistas recomiendan sustituir las grasas saturadas, de la mantequilla o la carne, por otras como el aceite de oliva que ayudan a prevenir los problemas de salud.