Son octogenarios y sobreviven como pueden en un edificio vendido a uno de los llamados fondos buitre, donde simplemente subir y bajar por la escalera es una odisea casi imposible.
La vivienda no tiene ascensor y sufren un 66% de minusvalía. Ana María tiene 73 años y dos operaciones de cadera, mientras que Luis tiene 80 años y ve con frustración lo que les están haciendo, no tienen ni luz en el descansillo.
Un fondo de inversión se hizo con los pisos y subió el precio del alquiler, muchos vecinos se fueron yendo, se cortó la luz del edificio por falta de pago. Luis y Ana se quedaron solos, no saben dónde ir con una pensión de poco más de mil euros entre los dos y sin ayuda, ni de los servicios sociales.
"Desde que estoy sin luz estoy fatal, la bomba del agua también funciona con electricidad" y ni siquiera pueden ver la televisión. Luis suspira, poco más puede hacer, además de seguir pagando los 410 euros de alquiler mientras un juzgado toma una decisión.