Francis vuelve a Kenia con el corazón nuevo tras un confinamiento de amor en Granada

  • La historia de Francis es la de un confinamiento por amor en Granada tras una operación de corazón a vida o muerte

Se llama Francis. Llegó el pasado 18 de febrero a Granada para jugarse, literalmente su vida. El corazón del pequeño, de solo 10 años, estaba dislocado y unas anginas había provocado daños que podían costarle la vida, porque en Kenia, de donde es el pequeño, un catarro puede acabar con la vida. Debía operarse a vida o muerte. De lo contrario la adolescencia sería un sueño imposible para él. Para ello necesitó el cariño y el abrazo de una familia que le acogiera, aunque venía acompañado de su madre: Beth. "Para mi familia, el confinamiento está siendo un regalo”, confesaba Nuria Gutiérrez Medina a Ideal cuando el pequeño llegó a su casa. Ahora, Francis está radiante y sano y puede volver a su país. "Le hemos dado latido a su corazón y vida, calidad de vida", afirma una orgullosa Nuria a Informativos Telecinco, que ha comprobado la felicidad del joven, al que no se le borra la sonrisa. Reconoce Francis, mientras juega en el parque bajo la atenta mirada de su madre que en España ha jugado mucho y ha visto mucho fútbol. Pero lo más importante es que ha hecho amigos y amigas. Entre ellos los hijos de Nuria, cuya familia ha vivido un confinamiento por amor más que por miedo.

Los miembros de la organización humanitaria Infancia Solidaria saben bien las dificultades para tratar estas dolencias en lugares como Kenia así que los traen a España. Francis entró en el hospital el 3 de marzo y fue operado durante nueve horas. 26 puntos de sutura para el recuerdo que el pequeñó ya enseña como lo que es: una herida de lucha por la vida.

Creía el niño que estaba en el cielo al verse rodeado de batas blancas y con tanto tubo cuando acabó la operación, pero aunque los que le trataron sí se portaron como ángeles, no lo estaba. Había sobrevivido. Después llego el coronavirus y el confinamiento. Y allí, en esa casa de setenta metros cuadrados acabaron de sanar su corazón Nuria, Mario y sus dos hijos Irene y Antonio, de once y nueve años. Todos han aprendido de Francis a sonreír ante la adversidad, a valorar lo que se tiene. Y a disfrutar, como hace Francis, de la vida bailando mucho. Ahora puede, ya el corazón le deja hacerlo sin caer rendido. En Kenia cuando no tenía que comer dormía. Sabe Francis mucho de la vida y su sufrimiento pese a su edad. Y ha enseñado a una familia de Granada a llevar el confinamiento por amor con una sonrisa. Ahora toda una vida le espera en Kenia aunque en Granada deje su segunda casa. La que le ayudó a que ser adolescente no fuera un sueño imposible.