Frenar el metano, la apuesta 'rápida' de la cumbre del clima para reducir el calentamiento global

  • EE.UU. y la UE han lanzado un pacto para reducir las emisiones de metano, al que se suman ya 103 países

  • Es 80 veces más potente que el CO2 en el calentamiento de la atmósfera a corto plazo, pero también se disipa mucho antes

  • Según un informe del IPCC, este gas es responsable del 25% del aumento de la temperatura global en los últimos años

Cuando hablamos de reducir emisiones contaminantes, hablamos casi siempre del CO2. Es el principal gas de efecto invernadero, el principal responsable del calentamiento de la atmósfera. Pero no el único. “El CO2 es el principal causante, porque es el que se produce, principalmente, cuando quemamos combustibles fósiles. Pero gases de efecto invernadero hay más, y uno de los más importantes es el metano”, advierte Tatiana Nuño, responsable de Clima de Greenpeace España.

Y el metano, que hasta ahora ha estado más en un segundo plano de las negociaciones de las COP, ha saltado a primera línea en la COP26 de Glasgow. De la mano de un actor inesperado: el presidente de EE.UU. Joe Biden. Estados Unidos y la Unión Europea presentaban, este martes, un gran pacto internacional sobre las emisiones del metano.

El acuerdo plantea reducir un 30% las emisiones globales de este gas de efecto invernadero para el año 2030. El lunes, en su discurso ante los líderes mundiales reunidos en Glasgow, Biden dijo que 70 países se habían unido ya al pacto, y que esperaban seguir sumando adhesiones. Este martes, ya eran 103. Aunque, de momento, no se han unido los grandes emisores de metano: China, India o Rusia.

Biden califica el pacto como “la estrategia más eficaz que tenemos para frenar el calentamiento global en el corto plazo". Aseguran EE.UU. y la UE que, si se cumple con ese objetivo de reducción, se lograría limitar el calentamiento en al menos 0,2 grados para mediados de siglo.

“Está bien que se hable del metano ya, también, porque metemos un sector, el agrícola y ganadero, que a veces estaba quedando fuera. Y hay que atacar el problema desde todos los sectores que producen emisiones de gases de efecto invernadero”, asegura Nuño. Pero ¿por qué se habla más ahora de este gas? ¿Por qué podría frenar el calentamiento global a corto plazo?

Alertas científicas sobre el metano

El metano ha saltado a la palestra, en la COP26, porque la evidencia científica sobre sus efectos en el calentamiento global ya es incontestable. Hay varios informes recientes al respecto sobre lo dañinas que son sus emisiones a la atmósfera y la necesidad de reducirlas de inmediato. Y este gas juega con dos peculiaridades, en comparación con el CO2, una a favor y otra en contra.

Tiene un potencial de calentamiento 80 veces superior al del CO2 en un periodo de 20 años, pero también tiene una vida más corta en la atmósfera: solo doce años, frente a los siglos del CO2. Por ello, es clave a la hora de amortiguar el calentamiento global, como una vía más rápida para reducirlo. “Los recortes en este gas limitarán el aumento de la temperatura más rápidamente que los recortes de CO2”, advierte el reciente Informe sobre la Brecha de Emisiones del PNUMA, publicado a finales de octubre y con un capítulo importante dedicado al metano.

“Aunque sus concentraciones son menores que las del CO2, su potencial de calentamiento a corto plazo, que es el que nos preocupa, es 84 veces superior. Estas emisiones no se pueden desatender. Hay que ver lo que se está produciendo, y reducirlo ya”, reafirma Nuño.

Hay otro informe de la UNEP hecho público el pasado mes de mayo, que estudió los costes y beneficios de mitigar las emisiones de metano. Y sus conclusiones son claras: “reducir el metano causado por el ser humano en un 45%, en esta década, mantendría el calentamiento por debajo de un umbral acordado por los líderes mundiales”, es decir, por debajo de 1,5º C para finales de siglo.

Pero aún hay más. El documento más importante, el último informe de situación del IPCC, publicado en agosto, también puso la voz de alarma en el metano. Los científicos aseguran que este gas es responsable de nada menos que el 25% del aumento de la temperatura global registrado en el planeta. Una cuarta parte del calentamiento imparable de la atmósfera en los últimos años se debe al metano.

Qué es y dónde se produce

El metano es, por tanto, el segundo gas de efecto invernadero más potente y abundante, después del dióxido de carbono (CO2), y es responsable de una cuarta parte del calentamiento que el planeta está experimentando. Se disipa de la atmósfera más rápido que el CO2, pero también la calienta más, a corto plazo.

Es un gas inodoro, incoloro e inflamable que se produce en los vertederos, la agricultura, la ganadería y las explotaciones de petróleo y gas. En estas últimas, a través de fugas a la atmósfera, sobre todo, durante los procesos de producción y traslado.

Fundamentalmente se produce en la ganadería, por el estiércol y los procesos digestivos del ganado, sobre todo de las vacas. Pero también hay otra fuente importante de metano: el gas natural es un combustible fósil, pero está compuesto en un 80% de metano”, explica Tatiana Nuño. Es decir, que al extraer gas, se está emitiendo metano indirectamente. Pero además, “en los procesos de extracción del gas y de transporte, cuando no se quema, se emite metano directamente".

Asegura Nuño que "estas fugas de metano no se han tenido en cuenta, hasta ahora, al hablar del gas natural como energía de transición, que era más limpia. No es verdad que lo sea. Ahora se está viendo que estas fugas de metano son más importantes de lo que se creía”. Y es ahí donde se va a actuar, fundamentalmente, en esos procesos de fuga.

Pero hay más. Porque uno de los efectos, precisamente, de este aumento del calentamiento -el deshielo del Ártico- está contribuyendo a aumentar estas emisiones. “Se están viendo también fugas de metano derivadas del deshielo del Ártico. El hierro de derrite, y se produce la descomposición de la materia orgánica que antes estaba bajo ese hielo. Entre otras cosas, está habiendo fuga de metano, y estas emisiones no se habían contabilizado hasta ahora”.

Biden, el metano y el prestigio climático de EE.UU.

El anuncio de Biden, en el segundo día de la COP, coloca a EE.UU. como protagonista de unas negociaciones climáticas de las que, en los últimos años, ese país estuvo ausente. Trump se salió del Acuerdo de París. Biden, ahora, trata de recuperar el prestigio perdido, que en su día fue ganado por Obama. La lucha contra el metano es una de sus herramientas para conseguirlo, a pesar de que hablamos de un país que sigue siendo líder mundial en emisiones contaminantes per cápita y el mayor emisor en la historia del planeta.

Pero Biden no sólo ha anunciado un pacto internacional contra las emisiones del metano, también va a ponerse firme en casa. El presidente de EE.UU. quiere limitar el metano proveniente de un millón de plataformas de petróleo y gas existentes en los Estados Unidos. Hasta ahora, había normas federales para evitar las fugas de metano de los pozos de petróleo y gas construidos desde 2015, pero fueron anuladas por la administración Trump. Biden quiere restaurarlas y fortalecerlas.

Según la EPA (la Agencia de Protección Ambiental estadounidense), la nueva normativa reducirá 41 millones de toneladas de emisiones de metano, en EE.UU., de 2023 a 2035. Eso equivale a 920 millones de toneladas métricas de CO2. Aseguran que es más CO2 que el emitido por todos los automóviles y aviones comerciales de EE. UU. en 2019.

Desde Greenpeace, ponen en contexto todo esto. “Biden está hablando de mejoras en las instalaciones y de posibles subvenciones para que se reduzcan las fugas de metano en esas infraestructuras. Pero con ello, está dejando de lado la búsqueda de soluciones al problema de raíz, que es la transición energética. De lo que se trata es de invertir en esa transición y en el abandono de los combustibles fósiles, porque nunca van a ser limpios. Son trampas al solitario, falsas soluciones. Todo lo que sean inversiones para continuar con los combustibles fósiles no tiene sentido. No podemos seguir invirtiendo ahí, y esto ya lo dice la propia IEA”.

En cualquier caso, el metano se ha colado en la primera línea de las negociaciones de la COP26 de Glasgow, una cumbre en la que el tiempo apremia más que nunca. Porque se abre una década clave en cuanto a la reducción de emisiones contaminantes. Los recortes necesarios en CO2 no van a llegar a tiempo a las metas previstas (2030 y 2050), y en ese contexto, el metano se convierte en una herramienta clave para tratar de actuar más rápido.