Uno de los nueve heridos en la explosión durante la Festa del Pi de Centelles (Barcelona) sigue en la Unidad de Quemados del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona en estado muy grave. Otros seis de los ingresados continúan estando graves y dos están leves, han informado este martes a Europa Press fuentes hospitalarias, por lo que tres de los cuatro heridos que se consideraban muy graves por la mañana han pasado a estado grave.
Tanto los Mossos D’Esquadra como el propio Ayuntamiento investigan qué es lo que pudo pasar para que se desencadenase la explosión, y ya hay algunas respuestas. Al parecer, una de las cantimploras de 1 kilo de pólvora, –lo máximo que pueden llevar–, explotó, provocando una deflagración en cadena con las otras cantimploras cercanas. Sucedió en el peor sitio posible: en un sitio cerrado, –el campanario de la iglesia–, y con 9 personas muy pegadas entre sí.
“Fue totalmente fortuito: un accidente en el peor sitio que podía ocurrir. Lo que pasó allí fue un polvorín; una caldera, y están muy quemados”, ha contado Jordi Font, capitán de galejadors de Centelles.
Desde el Ayuntamiento subrayan que todo estaba en regla, que los galejadors habían pasado un curso de formación, y tenían una licencia para armas de avancarga.
Los expertos creen que pudo ser lo que llaman una explosión por simpatía: una deflagración de la pólvora fortuita cuando se está cargando.
La Festa del Pi de Centelles, declarada Fiesta Tradicional de Interés Nacional de Catalunya, consiste en cortar un pino y ofrecerlo engalanado a la patrona del pueblo, Santa Coloma, y la celebración se acompaña de disparos de trabucos por parte de los 'galejadors'. Esta vez, todo salió mal.