El día a día de Rafael tras la muerte de su hija Alba por cáncer: la ayuda a la investigación "es como salvarle la vida"

  • Varias familias mitigan su dolor gracias a las fundaciones

Afrontar una enfermedad grave es toda una prueba para los afectados y sus familiares. Mucho más todavía cuando el paciente es menor de edad. La muerte de la hija de Luis Enrique por un osteosarcoma nos ha conmocionado a todos. Los padres que han pasado por este trance cuentan cómo han podido seguir con sus vidas.

Con solo cinco meses, a Alba le diagnosticaron sarcoma de Ewing, un cáncer poco frecuente que se manifiesta en los huesos o en el tejido blando que tienen alrededor. “No te lo esperas”, cuenta su padre, Rafael Pérez, porque “cuando la llevas al hospital piensas que es un resfriado”. Pero llegado el momento, “ves que tu hija cambia la leche por las sesiones de quimio”. Es lo más duro que te puedas imaginar”, expresa.

La pequeña falleció como consecuencia del cáncer. “Es como si te apuñalaran y te retorcieran una y otra vez. No se olvida nunca”, dice Rafael, que confiesa haber podido seguir con su vida “ayudando a otras familias” desde la fundación, que lleva el nombre de la niña, Alba Pérez. “Es como salvar la vida de mi hija”, asegura.

Los padres de Nico, a quien con un año y medio le diagnosticaron un neuroblastoma, un tumor cerebral, coinciden con los de Alba y para ellos, la mejor forma de sobrellevar “una pesadilla” de la que “no despiertas nunca” es a través de la ayuda a la investigación del cáncer infantil.

Al resto de padres, Rafael les aconseja, “que no se rindan nunca, que estén con sus hijos, que no lloren nunca delante de ellos y no pierdan la esperanza”.

Para ellos, la esperanza está en la investigación: más medios, más recursos y más fondos en una lucha constante.