No se sabe qué pasaba exactamente por su cabeza, pero sí que el desenlace de este suceso acabó simplemente como cabía esperar, porque a Pieter Nortjé, un hombre de 55 años, se le ocurrió que podía introducir su mano a través de una valla para acariciar, nada más y nada menos que una pareja de leones. Su esposa, con la que viajó hasta la ciudad de Virginia en la provincia de Estado Libre, Sudáfrica, para celebrar su décimo aniversario de boda, lo grabó todo. Inmortalizó el instante en que su marido, durante un tour por el complejo de ‘Tiwke River Lodge’, decidió tratar a los leones como si fuesen afables gatitos de compañía en lugar de animales salvajes.
“Nunca aprenden”, escribía un usuario en Twitter compartiendo la escena que se ha propagado por las redes sociales.
Como se aprecia en las imágenes, tras acariciar en primer lugar a un león que no se tomó a mal que le rascase detrás de la oreja, Pieter dejaba colgar su mano tras la valla para hacer lo propio con la leona que estaba al lado. Y la temeridad le salió cara, como cabía presuponer. El animal clavó sus dientes sobre el antebrazo del hombre, que intentó resistirse mientras la leona, con su potente mandíbula, le tiraba hacia ella.
Afortunadamente para él, ni la frágil valla llegó a venirse abajo ni el instante se prolongó demasiado tiempo porque la leona le soltó poco después, pese a que esos segundos, para el matrimonio, fueron una eternidad.
“Si me muerdes, entonces te lo voy a devolver mordiéndote yo”, afirmaba Pieter antes de acariciar a los felinos. “Ven aquí, ven aquí, deja que papá te acaricie”, se le escucha decir. Lo siguiente fueron los gritos de su mujer exclamando que le estaban mordiendo y, tras ello, una hospitalización por las heridas graves ocasionadas por la mordedura, tal como recoge News 24.
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