La afección se caracteriza principalmente por incrustarse en la piel, especialmente en la planta de los pies al apoyar todo el peso y fijar más el microbio. De esta forma, la niña regresó a su ciudad natal con los pies inmersos en puntos negros de gran dimensión que cubrían casi toda la superficie de la planta de los pies. La tungiasis está generalmente localizada en regiones tropicales y selváticas de América, África y Asia. En cualquier caso, los expertos recomiendan utilizar calzado y baldosas para evitar el contacto directo, según ha indicado la revista especializada The New England Journal of Medicine.
Previamente vacunada
Tras su regreso, la niña estuvo durante diez días padeciendo un picazón considerable en la planta del pies y entre los dedos acompañada de un dolor moderado sobre todo a la hora de calzarse. Una auténtica incertidumbre no solo para los padres de la menor, sino para el resto del equipo médico que se detuvieron en limpiar los restos de los huevos que había depositado el microbio y retirar las ampollas producidas por la enfermedad.
Antes de emprender el trayecto al territorio brasileño, la paciente había sido prevista de todas las vacunas necesarias contra el tétanos, algo que no impidió que contrajera esa patología infecciosa y por la que tuvo que recibir un tratamiento específico en exterminio de insectos.
Los propios autores del estudio en la publicación de The New England Journal of Medicine, la doctora Marianna Barbosa y el doctor Adauto Barbosa, médicos de la Universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro que analizaron el caso, la solución empleada resultó viable y la menor se recuperó sin complicación alguna.
En cualquier caso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que un alto porcentaje de todas las lesiones se producen en los pies, siendo los dedos, la suela, el borde lateral y el talón sitios idóneos donde se refugian las bacterias y se almacenan en sus superficies redondeadas.