El camino lo abrió Pablo Ráez, pero la necesidad sigue estando ahí. La donación de médula ósea es sencilla y nada peligrosa. Lo primero que hay que hacer es realizarse un análisis de sangre para saber si eres compatible con alguno de los enfermos que necesitan la médula.
En el caso de ser compatible con algún enfermo, existen dos maneras de extraer la médula. La primera se realiza a través de un pinchazo en la cadera y la segunda por sangre periférica, siendo las dos totalmente seguras.
Un simple gesto, que al donante no le cuesta nada, puede conseguir salvar una vida. Para facilitar e informar de este proceso, la Fundación Carreras ha habilitado la web Unidos por la médula para informar de los pasos a seguir en el caso que se quiera ser donante.