Más de 30 horas esperando el milagro, de unos mineros dejándose el alma para ganarle el tiempo y a la montaña. Doce días de sufrimiento, un pueblo que ha perdido la esperanza de encontrar a Julen con vida.
Lo reconocen ya unos vecinos que quieren estar con la familia, pero ya son pocos los que creen que después de tantos días haya más que una esperanza basada en la fe. De hecho, la tensión parece que ha jugado una mala pasada al padre de Julen, que ha debido ser atentido, según desvela El Diario Sur, por una crisis de ansiedad.
Los vecinos, eso sí, están volcados con la familia, dando apoyo moral. De hecho, la espera en casa de los padres y familiares del pequeño Julen está siendo tensa y angustiosa. Los padres de Julen continúan en la casa cedida en Totalán apoyados por familiares y psicólogos. Quienes han podido visitarles cuentan que, a pesar de todo, han sacado algunas fuerzas gracias a las muestras de cariño recibidas en la vigilia celebrada ayer cerca del pozo.