En una bolsa de plástico, los agentes de la Guardia Civil sacan del pozo la tierra que rodeaba el cuerpo de Julen. Ese tapón de arena, barro y piedras que envolvía completamente el cuerpo del niño y que tanto retrasó su rescate.
Por eso fue tan difícil sacarlo: los mineros tuvieron que picar un agujero más grande porque el tapón abarcaba 22 centímetros de diámetro y 40 sobre sus brazos y su cabeza.
Un amasijo de barro y piedras de distinto tamaño y morfología de 33 kilos de peso, tal y como muestra la báscula del laboratorio, mezclado con todo tipo de objetos que fueron cayendo al pozo. Ahora todo está siendo analizado para comprobar su origen y determinar qué se desprendió durante la caída del niño y qué pudo caer mientras sus padres y los servicios de rescate trataban de ayudarlo.
Las obras y las labores de rescate pudieron aumentar el tapón según un informe incluido en el sumario al que ha tenido acceso Informativos Telecinco. Pero eso no implica que hayan provocado la muerte del niño.