Un centenar de efectivos luchan contra el reloj para evitar la tragedia y rescatar al pequeño Julen sano y salvo del pozo de 107 metros de profundidad al que cayó mientras jugaba en la Sierra de Totalán, un momento dramático del que fue testigo su propio padre, que lleva horas muriendo en vida, como todos los familiares del pequeño y media España que vive la tragedia en vilo. No es la primera que un suceso de este tipo se desencadena por pura mala suerte. El caso de Jessica McClure es paradigmático en ese sentido. Con solo 18 meses sobrevivió 58 horas en un pozo. Hasta Hollywood hizo un filme sobre el rescate.
En Albacete saben lo que es vivir esa tensión cada segundo porque vivieron un caso similar. En ese caso fue un hombre mayor el que cayó al pozo, aunque como desvela el diarioSur, en boca de Agustín Fernández, suboficial del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Albacete que participó en la intervención, la gran diferencia es que estaba encamisado, es decir, que tenía recubiertas las paredes de acero y este no. Y ese es uno de los grandes riesgos a los que se enfrentan ahora los equipos de rescate.
El hombre estaba a 60 metros de profundidad y el hueco por el que cayó tenía unos 40 centímetros de diámetro, lo que demuestra que una persona se puede caer por unos huecos de escaso tamaño en cualquier descuido. Al igual que en el caso de Julen vieron un tapón, pero en este caso formado por plástico. El hombre pesaba más de 100 kilos y rescatarle fue una odisea. Tras 16 horas y gracias a un sistema de poleas lo lograron. Pero el hombre había fallecido en la caída.
En el caso de Julen la gran esperanza es que los 30 metros que separan el tapón de donde se encuentra le permitan tener oxígeno y que su padre afirma que le oyó gemir tras la caída lo que indicaría que fue capaz de sobrevivir a la misma. El milagro, aunque muy complejo, es posible si es pequeño ha resistido a la caída.