Los trastornos que la víctima de Pozoblanco tiene en su día a día después de su noche fatídica con La Manada

  • La joven sufre estrés postraumático y períodos de depresión y ansiedad

  • Las claves del informe del Departamento Psicológico del Centro de Información a la mujer en Pozoblanco (Córdoba)

  • El informe destaca, pese a todo, que estamos ante una joven con una gran fortaleza interior,

"No estoy a gusto en ningún sitio, no quiero que nadie se acerque a mí, si lo hace salta la alarma, no quiero que hagan fotos ni que aparezcan en ninguna red social, ni siquiera con mis amigos". Son algunas de las frases que la joven presunta víctima de la Manada de Pozoblanco repite aún hoy.

Su madre la ha escrito una carta para animarla en el momento más duro de su vida. Ha afrontado el momento de volver a recordar la noche más amarga de su vida, esa en la que se encontró con Alfonso, en el que "tonteó" con el miembro de la manada y accedió a que este le llevara a casa, hablando en el juicio de una manera clara y concisa sobre lo que le ocurrió.

El informe del Departamento Psicológico del Centro de Información a la joven en Pozoblanco (Córdoba) del día 28 de octubre de 2016 deja claras las secuelas y también algunos de los hechos acaecidas esa noche y por la que los jóvenes de la Manada se enfrentan a un nueva condena de cárcel tras haber sido ya condenados por su agresión sexual en Pamplona. Algunos de estos ataques a la intimidad ya son conocidos, porque se han podido ver en un vídeo que la defensa ha intentado que no sea válido en el juicio porque fue conseguido en la investigación del caso de Pamplona. De hecho, este caso llevó al de Pozoblanco porque la joven en un inicio no se atrevió a denunciar.

Las imágenes demuestran que la joven fue manoseada aunque ella no recuerde mucho de cómo entró en el coche ni de lo que ocurrió dentro. De hecho, en el grupo de Whastapp de La Manada su estado de inconsciencia provocaba la sorna de algunos. Ahora pueden pagar cara la exhibición, una vez más, de sus actos. La joven tiene lagunas de memoria y solo recuerda que se encontró sin vestido y con las medias bajadas en el coche, que Alfonso le pidió que le hiciera una felación y que al no aceptar la llamó puta, la agredió (se hizo fotos de los moratones que mandó a sus amigos) y la mandó salir del coche.

La joven tiene ahora secuelas de esa noche. De hecho, según el informe mencionado, sufre trastorno por estrés agudo. La joven también sufre una sintomatología ansioso-depresiva que le provoca estados de insomnio, hipervigilancia, dificultad para concentrarse, bloqueo y miedo. A ellos hay que sumar que la joven tiene un importante sentimiento de culpa. El impacto de los hechos ha hecho mella en su autoestima. Por el momento para ella es todo un mundo adentrarse en nuevas relaciones afectivas y más aún sexuales. Las rechaza.

La chica ha presentado a lo largo de este tiempo, según el informe, un estado de ánimo decaído, desgana, falta de energía, pérdida de apetito e irritabilidad. Le resulta hiriente enfrentarse con lo que dice la prensa y el entorno y le causa ansiedad escuchar hablar de su caso y de otros.

Pese a todos estos elementos el informe destaca que estamos ante una joven con una gran fortaleza interior, independiente, capaz de resolver sus problemas con autonomía. Fue el 24 de septiembre de 2016 cuando la joven tuvo la primera entrevista con la Policía Foral de Navarra que fue a Córdoba a hablar con ella. Ahí le enseñaron fotos y vídeos donde ella se identificó y contó, con lagunas de memoria lo ocurrido. Entonces fue cuando decidió denunciar, al comprobar que todo lo que ella tenía en su cabeza era la realidad. Lo que recuerda, pese a todo, sí se repite en su mente de forma constante. La joven tiene mucho camino por recorrer y mucho trabajo interior para olvidar la peor noche de su vida. Esa noche en la que dijo sí a que la llevaran a casa.