Vigilantes insultados y atacados con gas pimienta en un centro comercial de Esplugues de Llobregat

  • La pareja ha insultado de forma racista a los vigilantes

  • Los vigilantes denuncian la indefensión y la inseguridad creciente

  • Los atacantes se encuentran en libertad con cargos acusados de hurto, lesiones y amenazas

Se encuentran en libertad con cargos y acusados de los delitos de hurto, lesiones y amenazas. Las imágenes tienen lugar en el Centro Comercial Finistrelles de Esplugues de Llobregat. Insultos y mucha tensión en un centro comercial de Barcelona entre un vigilante de seguridad y una familia entre los que se encuentra una niña. De repente ocurre lo inesperado.

Tanto el hombre como la mujer han atacado verbalmente de forma racista a los vigilantes tildándolos de "chipi de mierda" o "sudaca" y recomendándoles que se fueran a "tomar por el culo", todo bajo la atenta mirada de la menor que lloraba al presenciar lo sucedido. El atacante avisa a su madre "Vete, que lo voy a gasear, vete de aquí mamá", pese que a la mujer no abandona el lugar, lo hace en su presencia y en la de una menor.

El hombre rocía con un spray la cara de uno de los agentes que cae al suelo. Los vigilantes, que reducen de inmediato al agresor, sostienen que se trata de gas pimienta. La niña llora desconsolada. Los guardias de seguridad le habían dado el alto por haber robado en anteriores ocasiones y esta vez en una tienda de juguetes. Los trabajadores del centro comercial denuncian el aumento de los robos y la inseguridad en el mismo y los vigilantes de seguridad también critican la indefensión y el riesgo cada vez mayor que sufren día a día con ladrones cada vez más preparados y que no dudan en usar la violencia en caso de ser pillados.

Los vigilantes de seguridad reclaman a la Administración que insten a las empresas del sector que les doten del material que necesitan para ejercer su labor, como chalecos antipinchazos y guantes anticorte, pero también que les otorguen el estatus de agente de la autoridad para protegerlos jurídicamente. "A día de hoy parece que sea habitual la agresión al vigilante", dice Sergio Sánchez, de ADN sindical de Seguridad privada y Vigilantes.

El ataque con gas pimienta es algo menos habitual, ya que solo se vende en armerías, como cuenta Agustín Alberdi, dueño de la armería Alberdi. El único requisito es ser mayor de edad y se usa "para defenderse de un ataque". Respecto al daño que provoca, lo principal es irritación en los ojos y dificultad respiratoria. Unas lesiones que tuvieron que ser tratadas por profesionales sanitarios y ante las que los vigilantes de seguridad reclaman mayor protección.