Confirmada por huellas la detención del violador del Dueso huido a Senegal con su mujer

Malena Guerra 30/07/2018 19:16

El detenido viajaba con su mujer y han sido trasladados a la embajada en Dakar donde el agregado de Policía Nacional se ha hecho cargo de ellos. Tratan de averiguar la implicación de la pareja del preso fugado para determinar si, como parece, ha colaborado en la huida y no ha sido obligada a ayudarle.

El viernes, la pareja había sido detectada en Marruecos a bordo de una furgoneta blanca. Los presos de la cárcel del Dueso en Cantabria comentaban en el patio que llevaban meses preparando la fuga. Habían comprado el vehículo para huir y habrían conseguido dinero a través de otro preso al que habían engañado.

La última fotografía difundida por Mediaset en la que se le veía el pelo corto sería la más parecida al aspecto que llevaba antes de fugarse. Pelo corto y rapado por delante, con coleta por detrás con bastantes canas.

La policía había registrado la casa de Torrelavega en la Guillermo Fernández Bueno vivía con su mujer cuando salía con permisos, y habían llegado a la conclusión de que se habían fugado juntos y tenían un plan perfectamente diseñado. La policía y la Guardia Civil pidieron ayuda a Interpol porque sabían que podían estar ya fuera de España. Sus fichas se colgaron con prioridad roja. Y por eso la alerta ha saltado en frontera.

La última vez que los vecinos les vieron fue el 1 de julio y los vecinos se acordaban porque España perdió con Rusia en el mundial de futbol. Les vieron descargando muchos bultos, pensaban que llegaban de vacaciones. Nadie sabía que ella era una trabajadora social de prisiones que había conocido a un violador y se habían casado en 2012.

El violador había tenido dos permisos de 7 días en el mismo mes y los habría aprovechado para vaciar la celda. Eso también creen que formaba parte del plan porque los permisos se suelen dar cuatro al año, como máximo, y distanciados. Había cumplido casi 18 años de condena y le quedaban ocho. No le daban el tercer grado y la Junta de Tratamiento se opuso a sus permisos, pero los jueces se los daban gracias a su relación estable con la trabajadora social, voluntaria de prisiones. Y a los cursos de todo tipo que hizo aparentemente para rehabilitarse. Fernández Bueno estaba clasificado como sádico agresivo, y psicópata; los expertos advierten de que un psicópata puede manipular y seducir durante años para conseguir su objetivo.