Las procesionarias, un peligro para los perros: "El 40% que entran en contacto con estas orugas pierden la lengua"

El calor de las últimas semanas en la Comunidad Valenciana y en gran parte de España ha provocado la aparición prematura de las orugas procesionarias.

Las altas temperaturas han acelerado la rotura de las bolsas de estos insectos en los pinos, además el viento ha favorecido su desplazamiento centenares de metros más allá del lugar de las eclosiones.

La proliferación de estas orugas se convierte un año más en un potencial riesgo para los perros, que se exponen a perder parte de la lengua al contactar con los insectos. "Cuando llega la primavera en las consultas nos encontramos con un problema muy importante y nos llegan numerosas urgencias de perros que han lamido las procesionarias o simplemente se han visto afectados por los pelos que sueltan", explica Paloma Ballester, veterinaria de Anicura, que señala que "este año esperamos muchos más casos, ya el pasado enero vivimos esta situación con la subida de temperaturas que tuvimos".

El contacto con la procesionaria provoca una inmediata inflamación de la lengua en los perros. "Se trata de una urgencia grave y hay que acudir de inmediato al veterinario para minimizar los daños porque la lengua se puede necrosar. De hecho, hasta el 40% de los perros que entran en contacto con estos insectos pierden parte de la lengua", asegura Paloma Ballester.

Los veterinarios aconsejan en estos casos no tocar ni tratar de limpiar la lengua para evitar que se extienda. "Es fundamental cogerlo a tiempo y el tratamiento dependerá del nivel de contacto", señala la veterinaria, que explica que "hay que vigilarlos de cerca, por eso los solemos dejar ingresados, y además de administrarles antibióticos, se puede tratar con un láser con el objetivo de que no se caiga parte de la lengua, aunque no siempre se consigue". 

Además de la lengua, en muchas ocasiones los perros sufren la inflamación de la cara y dificultades en la respiración. Incluso, en los casos más graves se puede producir la muerte. "Si se tragan la oruga sufren úlceras en el esófago y en el estómago y numerosas complicaciones", explica Paloma Ballester.

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