La ex concursante de Gran Hermano ha reconocido que estudiaba durante horas los movimientos de la ruleta para seguir jugando y poder ganar. Según asegura, se gastaba el dinero que tenía para vivir en el juego, por lo que decidió apuntarse voluntariamente a la oficina de ludopatía de Cataluña para que no la dejen entrar en los salones de juego.