Petro es una mujer luchadora que ha cargado durante años con el peso de una familia desestructurada. Su hermano siempre estaba metido en problemas por sus adicciones y su novia era “como una veleta”, desaparecía durante meses y cuando volvía ponía todo patas arriba. Los hijos de la pareja, que son los sobrinos de Petro, comenzaron a vivir con su abuelo paterno. Sin embargo, tras la muerte del abuelo, los niños volvieron con su padre y regresó el caos.
Petro quiso ocuparse de ellos, pero su realidad también era complicada: debía atender a su marido y a su nieto, ambos enfermos, y compatibilizar el cuidado de su familia con su trabajo de costurera. Ante la insostenibilidad de la situación, sus sobrinos fueron enviados a un orfanato al que Petro acudía semanalmente para estar con ellos. Tras un par de años, fueron adoptados por una pareja. Ahora, dieciséis años después, Petro quiere volver a ver a aquellos niños que asegura que fueron como sus hijos y a los que nunca ha dejado de buscar.