El colchón, un nido de suciedad y de ácaros: cómo limpiarlo de manera adecuada
La limpieza del colchón es fundamental para su vida útil y para mejorar el descanso de los durmientes
La mayoría de los restos que encontramos en el colchón son de la piel, del sudor o de las uñas
La funda de tu almohada puede tener más bacterias que el asiento del inodoro
No todos tenemos la misma postura a la hora de dormir, la cual es clave a la hora de decantarse por un colchón y la almohada más adecuada para nuestro descanso. Eso sí, debemos tener en cuenta que la base sobre la que dormimos diariamente acumula suciedad y esta reduce la vida útil del colchón.
Por ello, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) aboga por prestar atención a las recomendaciones del fabricante y guardar la información sobre el cuidado del colchón. La mayoría de los restos que encontramos son de la piel, del sudor o de las uñas de los durmientes. No obstante, no podemos olvidarnos de los ácaros, esos microorganismos que no se ven a simple vista pero que afectan negativamente a la salud de las personas alérgicas y con problemas respiratorios.
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Cómo limpiar el colchón y evitar que la suciedad se acumule
Para mantener en perfectas condiciones higiénicas el colchón, es fundamental protegerlo del polvo con un cubrecolchón o una funda protectora. El tejido de estas suele ser transpirable e impermeable. Las sábanas sucias son otra de las causas de la aparición de ácaros. Y es que debemos cambiar la ropa de cama a menudo, al menos cada semana.
Además, un par de veces al año debemos dar la vuelta o rotar el colchón, momento oportuno para ponernos manos a la obra y limpiarlo en profundidad. Estos son los pasos que debemos seguir para que quede como si fuese nuevo:
- Limpiar el colchón con un cepillo suave para no dañar el tapizado.
- Si empleamos un aspirador, es preferible colocar la boquilla tipo cepillo de mano o poner una especial para tapicería o textil.
- También podemos espolvorear por encima del colchón bicarbonato sódico por su capacidad para neutralizar la acidez del sudor y su efecto desodorante. Después de espolvorearlo, hay que dejarlo actuar durante varias horas antes de retirarlo con un cepillo de mano o con el aspirador.
Si tenemos pequeños en casa, sabemos que a veces hay restos de orina o de vómitos. También puede ser que el colchón se manche de sudor, sangre o algún líquido si desayunamos en la cama. En todos estos casos, es importante limpiar estas manchas lo antes posible porque pueden ser caldo de cultivo de bacterias. Además, el colchón puede coger malos olores.
La OCU recuerda que debemos ponernos unos guantes y retirar el exceso de fluidos intentando que la mancha no se disperse por el colchón. Podemos usar una toalla que absorba el exceso, pero sin presionar demasiado. Tampoco debemos empapar el colchón y frotar las manchas. Si, por ejemplo, frotamos una mancha de sangre, esta podría esparcirse empeorando la situación. Es importante mantener el colchón lo más seco posible, especialmente los viscoelásticos y los de espuma.
El proceso debe ser mancha por mancha, aplicando una pequeña cantidad del limpiador y secando inmediatamente el colchón con un paño seco o papel absorbente. Finalizamos enjuagando suavemente la zona con un paño limpio con agua. Hay que asegurarse de que el colchón está seco por completo antes de volverlo a colocar en su posición habitual.
La OCU aconseja utilizar un quitamanchas para tapicería o un limpiador enzimático, siempre que sea adecuado para el material. Una pequeña cantidad de lavavajillas a mano suave disuelto en una taza de agua templada con unas gotas de vinagre blanco también nos puede servir.
Por último, en cuanto a la funda de la almohada, indicar que, si era blanca y se ha puesto amarillenta, lo ideal es meterla a remojo con detergente y un poco de lejía.