Silvia: "Me pegaba, violaba y se acostaba con otras para que yo le mirase"

telecinco.es 20/03/2019 01:32

Silvia: "Estaba súper enganchada a él y desaparecí del mapa"

Desde aquel primer encuentro, Silvia se va enganchando poco a poco a quien es su primer amor. A pesar de las advertencias de su familia, está dispuesta a todo por él. Pero la impulsividad propia de la juventud le hacen tomar una decisión fatal: Se aleja de su casa y se va con alguien que casi no conoce y que le promete una vida que nunca va a cumplir. "Me marché con él y lo único que hice fue dejarle una nota a mi padre. Me decía que iba a ser una princesa y que no me iba a faltar de nada. Lo dejé todo por él. Estaba súper enganchada a él y desaparecí del mapa. Al principio era todo muy bonito, pero empezó a cambiar. Me decía que era inútil y que no era una mujer como Dios manda", relata los comienzos de su relación con su maltratador.

Silvia: "Me pegó una paliza al descubrir que estaba embarazada"

Al poco tiempo de irse con con él, Silvia se quedó embarazada y todo empeoró todavía más: "Me quedé embarazada y no conté nada porque ya discutíamos más y notaba que algo pasaba. Pero su hermana se enteró y me dijeron que tendría que irme a Barcelona a abortar. Ya estaba de casi cuatro meses y la doctora les dijo que ya no podía quitarme a la niña. Él me decía que no sería una buena madre y que él no estaba capacitado para ser padre. Me pegó un tortazo, me tiró contra el suelo y me empezó a pegar patadas y puñetazos".

Silvia sufrió todos los tipos posibles de maltrato: "Me anuló por completo"

Dentro de la violencia psicológica existe lo que los expertos denominan violencia social, que consiste en aislar a la víctima para conseguir su confinamiento mental. Silvia vive muchísimas mudanzas a sitios cada vez más apartados. Este aislamiento le hace sentirse sola, incomprendida y creer que nadie le puede ayudar. En su caso, la sensación de desamparo es total. "Me anuló por completo y me alejó de mi familia", cuenta Silvia que todavía recuerda entre lágrimas el día que falleció su padre y ella lo vivió desde la lejanía.

Silvia: "Me pegaba, violaba y se acostaba con otras para que yo le mirase"

La conducta violenta del maltratador de Silvia es planificada, muy agresiva, expresa sadismo y un profundo desprecio hacia la víctima. Por eso, no siente culpa aunque pida perdón. Un maltratador de este tipo supone un riesgo muy elevado para la integridad de la víctima. Silvia también sufre violencia sexual y su maltratador consigue herirla, humillarla y dañar su dignidad hasta el punto de tenerla absolutamente anulada y sometida: "Se dedicaba a irse con otras chicas. Solo venía conmigo para violarme, pegarme o hacerme daño. Me obligaba a estar presente mientras él mantenía relaciones sexuales con prostitutas y no podía apartar la mirada ni moverme".

Silvia también cuenta cómo su maltratador la agredía físicamente y hasta llegaba a quemarle con sus cigarrillos: "Él disfrutaba viéndome sufrir. Cuanto más daño me hacía, más le gustaba a él. Su cigarro me lo iba apagando y me preguntaba lo que sentía. Él se creía más que yo".

Los hijos de Silvia también fueron víctimas de malos tratos

Silvia tuvo dos hijos con su maltratador, a los cuales también humillaba y agredía. "Mi infancia fue muy dura. Ver cómo pegan a tu madre, verla llorar... Nunca le he visto como un buen padre. Cuando mi padre quería pegarnos, nosotras nos íbamos a una cueva y era el único sitio en el que nos sentíamos protegidas", cuenta su hija mayor.

Silvia: "Se llevó a nuestro hijo pequeño y le enterró en una tumba"

La situación se complica todavía más con la llegada de un nuevo miembro a la familia. Silvia cuenta cómo después de una pelea, su maltratador y padre de sus hijos se llevó al pequeño en pleno invierno y le enterró en una tumba: "Verle salir todo ensangrentado, con la nariz rota y en una ambulancia... tan pequeño". A pesar de lo que hizo, ella volvió a casa junto a él y los niños.

Silvia se quedó sin la custodia de sus hijos durante cinco años

En el colegio comenzaron a notar cosas raras y los servicios sociales pronto intervinieron. Sin la custodia de sus hijos y después de ser arrastrada por una moto por las calles de Girona y ver la muerte muy cerca, Silvia encuentra el valor suficiente para poner fin a esa vida de agresiones apartada de sus hijos. Tras denunciar a su maltratador, Silvia emprende el primer intento de cambio de vida para recuperar a sus hijos. Lamentablemente no le sale bien y él vuelca toda su ira y violencia contra ella.

Silvia sigue teniendo miedo: "Solo descansará si un día cierro los ojos"

Silvia comienza una nueva vida en Pamplona y su maltratador ingresa en prisión por un delito de maltrato de género. Según dicta la sentencia de junio de 2009, es condenado a la pena de 15 meses de prisión y también se dispone una orden de alejamiento y se le prohíbe cualquier tipo de comunicación con la víctima. Silvia rehace su vida y lucha durante cinco largos años para recuperar la custodia de sus hijos. Para su agresor, estar en la cárcel no es un impedimento para seguir acosándola y maltratándola: "Ha roto 14 pulseras telemáticas. Si se acerca a 500 metros empieza a pitar. No me puede maltratar físicamente, pero sí psíquicamente y así hemos estado los dos años que ha estado en la calle, hasta que ha vuelto a entrar en prisión. Ya han pasado 18 años y a día de hoy nos sigue molestando. El miedo no me lo va a quitar nadie porque él solo descansará si un día cierro los ojos", asegura.

Las cifras oficiales demuestran que las medidas de protección a las víctimas sí que son disuasorias. Aún así, el porcentaje de mujeres asesinadas a pesar de haber interpuesto denuncia y de haber órdenes de alejamiento sobre los agresores, es superior al 10% desde el año 2003. Silvia ha llevado al Parlamento de Navarra su petición de revisar la legislación para que le permitan acudir a sitios públicos acompañada de un perro asistencial que vele por su seguridad. De momento, la única forma de que Silvia deje atrás el miedo que interfiere en su recuperación y se olvide de una vez por todas de su maltratador. Pero el Parlamento de Navarra no la autoriza a llevar un perro de protección que vele por su seguridad y el desacuerdo de los grupos parlamentarios retrasa esta modificación legislativa.