Andrés Rabadán, el asesino de la ballesta, habla de sus crímenes con Ventura Durall

TELECINCO.ES 07/12/2009 10:27

En su primera entrevista ante las cámaras tras15 años en la cárcel, Andrés Rabadán, el asesino de la ballesta, recuerda lo que pasó aquel fatídico día en el que asesinó a su padre y cómo fueron sus últimos días en libertad.

"Me sentía perseguido. Yo sufría mucho. Un día atravesando las vías con la bicicleta pasó un tren y pensé 'os vais a enterar. Dejadme en paz porque si no mirad lo que os puedo hacer'. Así empecé y era como si ya no pudiera parar. No es que hiciese un descarrilamiento y ya no tuviera ninguna paranoia. Aquello aumentaba. Mi intención no era matar a todo el mundo, era asustarlos", recuerda Rabadán en una de las entrevistas que concedió a Ventura Durall el director que ha llevado al cine su vida.

"Acabé matando a mi propio padre, que no se lo merecía. No lo planeé. Venía totalmente desquiciado pero no quería hacerle ningún daño. Cuando lo maté parecí despertar un poco de aquella locura. Le puse una almohada, le abracé la cabeza, estuve llorando diciéndole disparates... Cogí la ballesta la cargué. Es por eso que la policía encontró una flecha que no se disparó. Era para mi pero no tuve valor", confiesa Andrés.

"Soy un preso más. Llevo catorce años y medio, tengo 35 años, entré con 20. Yo empeoraba, siempre recordándolo... Es una tortura. Poco a poco fui encontrándome mejor pero fue un proceso muy lento, un año y medio. Fue ahí cuando empecé a querer un poco la vida. Yo creo que he pagado mucho y no soy tan malo como para quedarme aquí toda la vida", dice Rabadán a Ventura Durall.

"Yo creo que mi padre viendo todo lo que pasó entonces, lo que vivimos, lo que he vivido yo. Creo que me perdonaría . No pasa más de un mes y medio que no vea a uno de mis hermanos. Me quieren mucho. Tengo mucha suerte."

Su caso

"Mi caso está atascado en la Audiencia, lleva años ahí atascado a nivel burocrático. Si no soy un enfermo mental, si lo dicen los psiquiatras de prisión... ¿Cómo es que la medida de seguridad sigue activa? La medida se me decretó por esquizofrenia paranoide si no la tengo porque sigue funcionando porque no me pasan a una condena u otro tipo de medida. Toda la condena la voy a acabar, habría que dejarme salir poco a poco. Dejarme estar con mi mujer que lo necesito y ella me necesita a mi. Yo creo que he pagado mucho".

Ventura Durall, el director de la película

Según Ventura Durall, quien ha entablado con Andrés Rabadán cierta amistad, el reo no se reconoce en aquella etapa de su vida y que cuando fue encarcelado fue mal diagnosticado. "Se le diagnosticó esquizofrenia paranoide pero luego se ha reconocido que fue un brote psicótico", ha dicho el director a la vez que reconocía que Andrés lleva más de diez años sin medicación.

Es precisamente por este cambio de diagnóstico y esta mejoría más que patente, lo que, según el director y la mujer de Andrés Rabadán, hace incomprensible su situación. "Los médicos y psiquiatras dicen que está curado y debería tener permisos pero el juez se opone", ha afirmado el Ventura Durall.

Según ha contado el cineasta, la vida de Andrés Rabadán fue dura. A los ocho años su madre se suicidó y él culpó a su padre. Además el día que le mató tuvo una confesión de su hermana en la que ésta le contaba que habría sufrido abusos.

Por otro lado, Ventura Durall, ha señalado que a lo largo de estas entrevistas, Rabadán le contó que había tenido numerosas pesadillas, muchas de las cuales han dado lugar a sus dibujos y que incluso uno de esos sueoños era recurrente. "En una de las pesadillas su padre muerto le persigue por un bosque. Una noche, Rabadán se para y su padre le da un abrazo, con lo que la pesadilla recurrente desapareció", ha dicho el director.

Carmen, la mujer de Andrés Rabadán

Embarazada de seis meses, la mujer de Andrés Rabadán ansía que su marido la acompañe el día del parto. Sin embargo, no las tiene todas consigo. Su caso lleva atascados años y nunca parece llegar el momento en el que la pareja pueda compartir una vida normal porque según ha dicho su marido nunca ha tenido ninguna oportunidad.

"Hace seis años que le conozco y desde ese momento siempre nos dicen que las salidas terapeúticas están a la vuelta de la esquina", asegura su mujer que reconoce que cuando lo conoció no sabía lo que había hecho. "Luego descubrí lo que había pasado. Yo me enamoré de la persona. El sabe que no está bien y yo nunca lo he defendido."