Terminada la instrucción no hay ni una sola prueba directa que incrimine a Miguel López en el asesinato de su suegra María del Carmen. Sin embargo, se conoce que mantuvo cerca de 200 llamadas telefónicas con el dueño del desguace donde fue asesinada y que el arma del crimen fue manipulada para que los disparos resultaran lo más silenciosos posibles.