La vida de Isabel Pantoja en la cárcel, al detalle: funcionarios y reclusos fueron advertidos

  • Los trabajadores y presos se les advirtió sobre filtrar información y mantener la integridad de la cantante

  • La artista tenía charlas de dos horas con la directora para habituarse al centro

  • Las compras de Isabel, visitas al módulo de madres y la admiración de los trabajadores del centro

'El programa de Ana Rosa' muestra todos los detalles de la estancia de Isabel Pantoja en la prisión de Alcalá de Guadaíra. Un testigo cuenta cómo era la vida dentro de la cárcel y cómo era el trato de la artista con el resto de reclusas y funcionarios.

Pepe del Real explica que un testigo que tuvo contacto directo con Isabel ha contado los detalles de la estancia en prisión de la cantante. El periodista explica que dentro de la gravedad de estar en prisión, lo llevó mejor que otros reclusos.

Funcionario y reclusos, advertidos: mantener la integridad de Isabel

El testigo no titubea al afirmar que "Isabel Pantoja no fue una reclusa al uso" y añade que cuando se anunció la llegada de la artista a la prisión "se modificaron ciertos asuntos".

"Se hizo una reunión entre los funcionarios para advertirles de la gravedad de filtrar información y se advirtió a los reclusos de mantener la integridad de la nueva persona que llegaba al centro penitenciario", dice de forma tajante la persona que vivió los hechos.

Pantoja, admirada en prisión por reclusos y funcionarios

El entrevistado confiesa que Isabel "suscitaba cierta admiración, tanto en reclusos como en funcionarios, esa admiración la usó ella para hacer su vida un poco más cómoda". "Los funcionarios vigilaban su integridad y las reclusas le hacían favores, actividades que ella no quería realizar", matiza.

En cuanto a la alimentación, "Isabel Pantoja tiraba de comprar en el economato, solía comprar mucha caña de lomo, cuñas de queso y refrescos de cola". Además, el testigo quiere dejar claro: "No hablo de trato a favor, pero sí es cierto que la admiración que suscitaba la ayudaba".

"La admiración de reclusas se traducía en que su vida era más cómoda, a Isabel no le gustaba la exposición, por ejemplo el patio no le gustaba para nada o que la incomodasen con algún comentario, así que otras hacían esas tareas y ella realizaba las tareas diarias en el interior", matiza.

Charlas de dos horas con la directora del centro y los bebés

"Las reuniones con la directora duraban dos horas, eran charlas para que se habituara", dice el entrevistado. Por otro lado, la cantante se despejaba realizando los diferentes talleres del centro y que, de hecho, Isa Pi llegó a confesar que tiene algunos regalos de las manualidades que realizó su madre en la cárcel.

"Donde mejor se lo pasaba Isabel Pantoja era en el módulo donde las reclusas tenían a sus bebés, ella disfrutaba bastante de las visitas a ese módulo", sobre la cantante.

Cuando abandonó la cárcel se llevó todos los alimentos

Los presos quedaron muy sorprendidos con la actitud de Isabel Pantoja después de que la artista se marchara de la cárcel. Lo habitual es dejar los alimentos comprados en el economato para el siguiente preso, la televisión o cualquier utensilio que facilite la vida a la siguiente persona.

Sin embargo, el testigo dice que "cuando se fue Isabel, dicen que no dejó nada, ni una triste cuña de queso... se llevó el televisor".