Antonio Ojeda se sitúa en el lugar de la desaparición de Yéremi Vargas pero se sitúa como testigo y asegura que fue testigo del secuestro. "Vi a una mujer con un niño. Le tenía agarrado con la mano y otra mano en la cintura. El niño iba quejándose, llorando y se subieron a un coche, a un Seat Toledo blanco. El niño tenía 6,7 u 8 años, para mí que era Yéremi. No vi que llevara gafas pero sí que lo vi llorando". Unas calles mas adelante, Ojeda vuelve a ver el coche. "Dentro iban un chico rubio y una morena, también iba el niño que estaba llorando. Me detuve a su altura y les pregunté por qué lloraba el niño. El hombre me puso una excusa pero oí como le decía a la morena que cambiara al niño. La chica entró con una muda en los invernaderos pero no vi que llegara a cambiar al niño". Tras esta confesión, los investigadores le preguntaron por qué no informó de lo sucedido. La respuesta es inverosímil. "Dos o tres meses después me encontré al chico rubio. Nos miramos y me di cuenta de que era el que había visto con el niño que se parecía a Yéremi. Otro día le vi en una carretera de tierra y vi como se metía en una finca vallada y con pozos situada entre los barrancos del Polvo y Piletas. Cuando vi que estaban pidiendo ayuda, fui a comunicar lo que sabía a la Guardia Civil", relata Ojeda, que no ha explicado por qué se deshizo de su coche una semana después de la desaparición.