Plasticidad neuronal: cambiar nuestra mente para cambiar nuestro futuro es posible

La plasticidad neuronal o neuroplasticidad no es una teoría mágica. Se trata deu un gran descubrimiento científico, del que puso las bases el médico y científico español Santiago Ramón y Cajal, premio noble de Medicina en 1906 y uno de los padres de la neurociencia moderna. Acerquémonos pues, un poco más entender este descubrimiento.

“Somos escultores de nuestro cerebro y de nuestra experiencia a través de nuestra intención y nuestro propósito”. Santiago Ramón y Cajal

¿Qué es la plasticidad neuronal o neuroplasticidad? El cambio

La gran aportación de Ramón y Cajal, fue lo que se denominó la "doctrina de la neurona", descubrió que el tejido nervioso y cerebral está compuesto por células indifiduales (que posteriormente las llamó neuronas) y que éstas se comuncaban entre sí a través de la sinpasis, lo que continúa siendo hoy en día el principio central de la neurociencia moderna. Fue quizás el primero en poder entender lo que se fue descubriendo después, que en palabras de Ramón y Cajal significaba "todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro de su experiencia".

Es decir, que según lo que ha podido confirmar la ciencia, todos tenemos en nuestras manos el increíble poder y la capacidad innata de modificar nuestro cerebro incluso en edades muy avanzadas y con ello modificar también nuestros comportamientos, emociones, creencias... mejorando sustancialmente nuestra calidad de vida.

Gracias a la plasticidad cerebral somos capaces de modificar hábitos o sustituirlos por otros más saludables, cambiar conocimientos predeterminados que nos hacían mucho daño y por supuesto aprender cosas nuevas.

La investigación en neuroplasticidad ha demostrado sobradamente que el cerebro y el sistema nervioso tiene una gran capacidad para modificar tanto su estructura, como su funcionalidad y por lo tanto, nuestro comportamiento.

Introduciendo pequeños cambios en nuestros pensamientos, podemos modificar nuestras emociones, favoreciendo que llevemos a cabo conductas más positivas y saludables.

Entrenar la plasticidad cerebral posibilita que hasta algunos trastornos neuronales puedan mejorar considerablemente o que se ralenticen sus efectos como por ejemplo el Parkinson, el Alzheimer, la eslerosis múltiple o el TDAH.

Por lo tanto, si nuestro cerebro es capaz de recuperarse de muchos tipos de lesiones y traumatismos graves, reestructurarse y adaptarse a situaciones muy adversas. ¿Cómo no vamos a ser capaces todos, incluso en edades avanzadas, de implementar pequeños hábitos que nos conduzcan a una vida más placentera? La desafortunada frase “yo soy así y ya es imposible que cambie” no es más que una farsa, una creencia antigua y desfasada que os invitamos a desterrar para siempre y mirar con optimismo al futuro, sabiendo que podemos cambiar nuestra mente y por lo tanto, nuestro destino.

Los datos: ¿por qué se puede cambiar?

Nuestro cerebro tiene más 86.000 millones de neuronas que se comunican entre si constantemente formando redes o “caminos” que llevan la información a todas las partes del nuestro cuerpo.

Los hábitos, tanto los buenos como los malos, no son más que conexiones o caminos establecidos a lo largo del tiempo en nuestro cerebro que, al haberse repetido muchas veces, se han fortalecido y constituyen el camino más fácil de respuesta para nuestro cerebro. Pero al margen de este camino en principio más fácil, siempre se puede construir una ruta nueva que, aunque al principio tendremos que repetir muchas veces para fortalecerla, finalmente se establecerá como la nueva ruta más fácil, rápida y disponible y se desencadenará por sí sola y sin esfuerzo.

“El ser humano no es un participio, es un gerundio, no estamos hechos, nos estamos haciendo”. José Ortega y Gasset

Un ejemplo sencillo donde podemos ver esto, es cuando aprendemos a conducir. En un primer momento, todo nos es extraño, complejo y absolutamente desconocido, parece que no lo lograremos nunca, pero sólo unos días después, a través de la REPETICIÓN continua vemos cómo nos resulta todo más fácil y gran parte del proceso empieza a desencadenarse de forma automática sin apenas pensar en ello y sin apenas esfuerzo. Esto es porque se han establecido unas nuevas rutas de conexiones neuronales y que al repetirlas y repetirlas, se han hecho cada vez más fuertes por lo que se convierten en un camino automático para nuestro cerebro, una ruta familiar y fácil de seguir. Si somos capaces de aprender en pocos días algo tan complejo en lo que intervienen tantos procesos, ¿cómo no vamos a ser capaces de cambiar hábitos dañinos de nuestra vida o sustituirlos por otros más adaptativos o saludables?

A nuestro cerebro no se le da bien olvidar un hábito, pero sabe muy bien aprender uno nuevo y sustituirlo por aquel que nos hacía daño.

Desarrollo: ¿cómo llevamos a cabo un cambio?

  1.  El primer paso es responsabilizarnos de nuestra salud física y mental, entender y abrazar el regalo que constituye el que siempre estamos en disposición de realizar  pequeños cambios en nuestros hábitos y comportamientos diarios, que mejoren nuestra calidad de vida y nos procuren más momentos de felicidad. Se ha demostrado que podemos cambiar la anatomía de nuestro cerebro y las sustancias químicas que se producen en él sólo con la imaginación, con nuestros pensamientos, procurándonos con ellos sensaciones más placenteras sin tener que llegar en ocasiones a realizar una acción física concreta.
  2. El segundo paso es buscar en nuestro interior un hábito o comportamiento que nos haga muchísima ilusión implementar, es fundamental que la emoción que sintamos con sólo imaginar ese cambio en nuestra vida sea muy intensa, ¡¡que lo deseemos con todas nuestras fuerzas!!. En ocasiones puede que ni siquiera encontremos nada que nos haga especialmente ilusión cambiar, que estemos desanimados. Pensemos entonces en la posibilidad de poder cultivar nuestro positivismo u optimismo ante la vida, imaginémonos a nosotros mismos como personas más alegres, generosas o divertidas. ¿Despierta eso una emoción intensa dentro de tí? Olvida que hasta la fecha hayas podido pensar que ese cambio no era posible en ti. Céntrate sólo en sentir la emoción que recorrería tu cuerpo si consiguieras implementar ese cambio en tu vida.
  3. Una vez despertada la ilusión , define claramente la dirección, tus intenciones, hasta dónde te gustaría llegar con ese cambio en tu vida, en qué momento y en qué circunstancias concretas podrás decir “lo he conseguido”, esa y no otra será tu meta, la dirección que marcará a partir de ahora tus pensamientos, tus emociones y tus acciones.
  4. Empieza hoy o mañana, si te ilusiona enormemente y tienes clara la meta, no hay tiempo que perder, esto nuevo reto es, a partir de ya, lo más importante de tu vida, toma conciencia de lo absolutamente vital que es para tu bienestar y crea una rutina para empezar a llevarlo a cabo, define los horarios o momentos en los que vas a realizar esa acción, ponte tus alarmas, piensa en ello nada mas despertar, prepárate para vivirlo con ilusión y determinación porque al principio tendrás que esforzarte en repetir, repetir y repetir ese nuevo hábito durante al menos 21 días. Si fallas aunque sólo sea uno, tendrás que volver a empezar y cómo no quieres volver a empezar, sólo hay un camino, repetir, repetir y repetir durante los próximos 21 días hasta que salga sólo. Si no consigues repetirlo durante 21 días, no es que tengas falta de voluntad o seas una fracasada, es que no te hace suficiente ilusión, revisa esta parte, quizás no la has alimentado lo suficiente, vuelve a imaginar todos sus beneficios y lo feliz que te hará y cuando hayas recuperado la ilusión, vuelve a intentarlo.
  5. El refuerzo positivo es muy importante para mantener el hábito. Debemos focalizar nuestra atención en todo lo positivo que nos aporta, en los avances, en los beneficios y recrearnos a diario en ello, disfrutar del camino desterrando aquellos pensamientos que nos inviten a recordar o a “echar de menos” aquello que hacíamos antes, conectar con nuestra ilusión y visualizar el resultado final que deseamos alcanzar.
No soy como soy sino como estoy habituado a ser

Resumen de idas principales

Recogemos aquí, como siempre un resumen de las ideas principales para facilitarte la puesta en marcha.

  1. El cambio es posible, nuestro cerebro es modificable
  2. ¿Qué necesito?:
  3. Tomar conciencia del regalo y responsabilizarme de mi bienestar.
  4. Una enoooorme ilusión (desearlo con todas mis fuerzas).
  5. Una intención clara (dirección), mi meta concreta
  6. Un esfuerzo pequeño, pero constante (la repetición)
  7. Refuerzo positivo, es decir, enfocarme y recrearme en todo lo bueno que voy consiguendo (disfrutar del camino)