Redacción Uppers 23 ABR 2025 - 11:06h.

Ángela Molina es la hija más conocida del añorado Antonio Molina, uno de los artistas más populares de la España del siglo XX. Quizás por ser la primera fémina de la familia que formó con Ángela Tejedor, el cantante de 'Soy minero' tenía una pasión especial por ella. Y ese amor era recíproco e incondicional. Así lo admite Ángela en una entrevista con Boris Izaguirre en 'Vanity Fair' en la que repasa su trayectoria vital y profesional a sus 69 años.

La actriz ha compartido muchas veces sus recuerdos de infancia, cómo acompañaba a su padre en sus giras por España y el extraordinario ambiente musical que se creaba durante esos viajes, cuando Antonio se arrancaba a cantar coplas en familia. Ese entorno artístico marcó profundamente a Ángela, que tuvo muy claro desde pequeña que iba a dedicarse a la interpretación.

Su padre nunca vio una película suya

Su familia nunca se opuso cuando tomó esa decisión, pero su padre nunca vio una película suya. No le gustaba ver a su hija hacer de otras personas. En el rodaje de 'Las cosas del querer', el único al que fue a visitarla, le dijo que "sufría demasiado con esos personajes. No le gustaba verme sufrir ni en la pantalla", cuenta en la mencionada entrevista.

"Mi padre es el amor en mi vida. Lo admiraba, lo entendía. Me quedaba con él cuando volvía de actuar y escuchaba todo su relato. El público, su actuación, el teatro. Vivir con él era como estar en una ópera. Vivía cada cosa con toda la intensidad”, rememora la artista, que también reflexiona sobre la huella que dejó Molina en la cultura popular española, aún perdurable: “La voz de mi padre era un milagro. La gente lo sigue amando como cuando él estaba. Lo llevan en su memoria. Está vivo”.

Envejecer como una evolución

En otro momento de la conversación con 'Vanity Fair' también se refiere al paso del tiempo, a lo que significa envejecer, cuando su interlocutor elogia su voz envolvente. "La voz va cambiando con la edad, adquiere el tono de cada momento, pero tiene una cualidad que también muestra las ganas que tienes de vivir, por eso la escuchas joven. Lo otro, lo de envejecer con atractivo, ¡no tiene mucho mérito! No me opero porque no quiero operarme. No va con mi forma de pensar. No tengo tiempo ni para pensarlo. La gente que lo necesite hace bien en hacerlo si lo necesita”, reflexiona.

Ángela siempre se ha mostrado orgullosa de sus arrugas y sus canas, que luce en todo su esplendor. “No concibo la vida en términos de luchar contra la naturaleza de la vejez. Lo que hay que hacer es disfrutarla, vivirla y conocerla como es, como se nos da, como es igual para todos”, explica. Cumplir años no le preocupa nada. "Al envejecer entiendes que es una evolución. Siempre nos estamos transformando, como la vida, que tiene más imaginación que nosotros y siempre es diferente". Así que no extraña nada su respuesta cuando le preguntan cómo afronta la cercanía de los 70 años: “¡Les tengo unas ganas!”.