El actor y director se mudó con su mujer y sus dos mellizos a una granja en el sur de Francia, donde "tienen una vida mucho mejor"
La importante lección de vida que le dio George Clooney a su hijo de 7 años
A George Clooney la cultura de Hollywood no le parece la más saludable para criar a sus hijos. Por eso decidió mudarse con su mujer, la abogada Amal Clooney, y sus mellizos Ella y Alexander, de 8 años, a una granja en Brignoles, al sur de Francia. Eso sí, la finca alcanza las 172 hectáreas de terreno incluye una mansión del siglo XVIII de 900 metros cuadrados, piscina, pistas de tenis, bosques, un lago e incluso un campo de lavanda. Allí, los niños disfrutan de una vida que poco tiene que ver con los hijos de otras estrellas. "No están pegados a los iPads. Cenan con los adultos y tienen que recoger la mesa. Tienen una vida mucho mejor", explica el actor, director y productor en una entrevista en 'Esquire'.

Aprender a valerse por sí mismos
El actor, de 64 años, también pasó parte de su infancia en una granja en Kentucky, algo que entonces detestaba pero que ahora ve como una bendición para sus hijos. Durante aquellos veranos en Kentucky, el protagonista de 'Ocean's Eleven' trabajaba en el campo de tabaco por 3 dólares la hora, vendía seguros puerta a puerta y aprendió a arreglar lo que hiciera falta. "Dormía en el suelo de un armario mientras hacía audiciones. Sé lo que significa trabajar duro y quiero que ellos lo entiendan también (...) Es importante para mí que puedan sobrevivir”, razona.
Por ello, no duda en involucrar a Alexander y Ella en tareas manuales, como pintar una valla en la granja, y procura resolver todo tipo de problemas domésticos, desde reparar una cafetera industrial a arreglar la cubierta automática de la piscina, sin tener que recurrir a profesionales. Por ejemplo, cuenta cómo en cierta ocasión improvisó una correa del ventilador para su coche utilizando unas medias de su esposa Amal. Estas historias forman parte de la educación que quiere dar a sus hijos, que aprendan a valerse por sí mismos y a no depender de la fama o la fortuna.
Protegidos de la exposición pública
La privacidad es muy importante para Clooney, que se esfuerza por que los mellizos crezcan sin sentir la exposición constante de ser hijos de personajes públicos, algo que sería más complicado de conciliar en Hollywood. Por eso, cuando reciben visitas en casa piden a los invitados que dejen los teléfonos móviles para garantizar un entorno seguro. “Sentía que [en Hollywood] nunca iban a tener una oportunidad justa en la vida. En Francia, a la gente le da igual la fama. No quiero que vayan por ahí preocupados por los paparazis. No quiero que los comparen con los hijos famosos de otras personas”, zanja.
El cineasta procura equilibrar su carrera con la vida doméstica y el cuidado de sus seres queridos. Y no oculta su inquietud por el paso del tiempo y el legado que dejará a sus hijos. "Lo único por lo que me siento afortunado de ser tan mayor es que cuando mis hijos consigan algo importante, yo ya seré un anciano. Así no podrán compararlos conmigo", bromea.


