¿Nos están ocultando harina de gusano en los alimentos que comemos?
Comer insectos genera rechazo, sobre todo, por motivos culturales
Pero también genera miedo por la cantidad de bulos que circulan en torno a este tema, como el que dice que nos los están ocultando en la formulación de los alimentos
Actualmente solamente se pueden comercializar en la Unión Europea cuatro insectos para el consumo
Hace siete años la Unión Europea abrió la puerta a la comercialización de insectos para el consumo humano. Desde entonces no ha cesado la polémica en torno a este tema debido al rechazo que causa en muchas personas.
Una cuestión cultural
Una buena parte de ese rechazo se debe a cuestiones culturales, algo que es lógico, esperable y comprensible. Históricamente, en nuestro entorno los insectos han tenido una mala consideración, asociándose a ideas negativas, así que no se han concebido como alimento. Al menos en su mayoría, porque sí que hay insectos con los que estamos muy familiarizados en ese sentido. Pensemos, por ejemplo, en las abejas, a partir de las cuales obtenemos productos tan apreciados como la miel o la jalea real.
La forma en que nos alimentamos tiene una importante componente cultural. Por eso en nuestro entorno consideramos de lo más normal comer sangre de cerdo, sesos de cordero, ancas de rana, carne de conejo, caracoles o langostinos, cosas que en otras latitudes causarían un enorme rechazo.
Lo mismo ocurre con los insectos. Aquí nos causan rechazo, pero hay países donde se comen sin problema desde hace milenios. De hecho, forman parte de la dieta habitual de más de dos mil millones de personas a lo largo y ancho del mundo. Quizá el caso más popular es el de México, donde algunos como chapulines (saltamontes), escamoles (larvas de hormiga) o chicatanas (hormigas voladoras) son considerados un manjar.
Un montón de bulos
No es solo una cuestión cultural. Si el consumo de insectos causa tanto rechazo en algunas personas es también debido al miedo generado por la infinidad de bulos que circulan en torno a este tema. Se dice, por ejemplo, que son peligrosos para la salud o que ya se están utilizando en la producción de alimentos sin que nos enteremos, porque supuestamente ocultan su presencia. Pero nada más lejos de la realidad.
Los insectos permitidos para el consumo
El hecho de que la Unión Europea abriera la puerta a la comercialización de insectos no significa que todos ellos puedan venderse para el consumo, ni mucho menos. Cada uno de ellos tiene que ser evaluado previamente para conocer si su consumo es seguro y establecer unos requisitos que aseguren su inocuidad.
A día de hoy se pueden comercializar en la Unión Europea solamente cuatro insectos para el consumo:
- Larvas deTenebrio molitor, conocido como gusano de la harina
- Locusta migratoria, que se conoce como langosta migratoria
- Acheta domesticus, conocido como grillo doméstico (aunque no es la especie de grillo que encontramos por el campo)
- Larvas de Alphitobius dioperinus, conocido como escarabajo del estiércol (lo que no significa que se críe en estiércol en caso de que se vaya a destinar al consumo)
Cada uno de esos insectos solo se pueden comercializar en unos formatos determinados. Por ejemplo, la langosta migratoria se puede comercializar congelada, desecada y en polvo.
Además, cada uno de ellos debe cumplir una serie de requisitos para asegurar su inocuidad. Así, se estudia su composición para conocer si están constituidos por sustancias que puedan suponer un riesgo para la salud. Y también se estudian otros posibles peligros que podrían suponer una amenaza, como los contaminantes ambientales (por ejemplo, metales pesados como el mercurio o el plomo), agentes patógenos (por ejemplo, bacterias como Bacillus cereus o Escherichia coli), etc., de manera que se establecen límites para asegurar que esos elementos no se encuentran en cantidades que puedan suponer un peligro para la salud. Es decir, lo mismo que se hace con cualquier otro alimento.
No están ocultos en los alimentos
La legislación no solo establece las condiciones que deben cumplir los insectos para que sean seguros para la salud. En caso de utilizarse como ingrediente en la formulación de otros alimentos, también se especifican aspectos como los alimentos concretos en los que pueden emplearse y la cantidad máxima en la que pueden encontrarse.
Por ejemplo, el polvo de Tenebrio molitor se puede utilizar en compotas de frutas en una cantidad máxima de 3,5 gramos por cada 100 gramos de producto. Ahora bien, eso no significa que se vaya a utilizar necesariamente. Lo que significa es que está permitido su uso. Y lo que es más importante: en caso de utilizarse, debe indicarse en la lista de ingredientes, igual que se hace con cualquier otro elemento que forme parte de la formulación.
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