¿Puedes luchar contra el cambio climático con lo que eliges comer?

Nuestras decisiones alimenticias pueden mitigar los efectos del cambio climático
Adoptar una dieta más sostenible es beneficioso para el planeta y también para la salud
¿Es bueno comer un plátano tras la cena?
El cambio climático es uno de los desafíos más críticos de nuestra época y, aunque a menudo se piensa en grandes políticas gubernamentales o innovaciones tecnológicas como soluciones necesarias, son nuestras elecciones individuales, entre las que también se incluye nuestra dieta, las que juegan un papel crucial en esta encrucijada. Te contamos cómo nuestras decisiones alimenticias pueden mitigar los efectos del cambio climático y qué cambios específicos pueden llegar a tener un impacto significativo.
El impacto de la dieta en el cambio climático
El sistema alimentario global es responsable de aproximadamente un tercio de las emisiones totales de dióxido de carbono (CO2), principalmente debido a la producción y consumo de alimentos de origen animal. La ganadería, en concreto, es una fuente significativa de gases de efecto invernadero como el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), que son mucho más potentes que el CO2 en términos de su capacidad para atrapar el calor en la atmósfera.
Formas de reducir la huella de carbono a través de la alimentación
Reducir el consumo de carne, especialmente carne roja
Cambiar la carne por fuentes de proteínas vegetales puede contribuir a reducir considerablemente la huella de carbono de nuestra dieta. Por ejemplo, existen estudios que han demostrado que si todos los estadounidenses reemplazaran la carne convencional por judías una vez a la semana, se podrían evitar 75.3 millones de toneladas métricas de CO2 al año. Además, reducir el consumo de carne roja, que tiene una huella de carbono significativamente mayor que otras carnes y proteínas vegetales, puede disminuir la huella de carbono de una persona en un 40%.
Optar por una dieta basada en plantas
Adoptar una dieta predominantemente vegetariana o vegana es una de las maneras más efectivas de reducir las emisiones personales de gases de efecto invernadero. Las dietas basadas en plantas requieren menos recursos naturales y emiten menos gases de efecto invernadero en comparación con las dietas centradas en productos animales.

Comer productos de temporada y locales
El transporte de alimentos contribuye significativamente a las emisiones de CO2. Consumir productos de temporada y locales no solo reduce las emisiones asociadas con el transporte, sino que también apoya la economía local y, en general, ofrece alimentos más frescos y nutritivos. Además, los alimentos cultivados de forma local suelen necesitar menos embalaje y procesamiento, lo que reduce aún más su huella de carbono.
Minimizar el desperdicio de alimentos
El desperdicio de alimentos es un problema global que debe ser tenido en cuenta, ya que contribuye a la emisión de millones de toneladas de CO2 cada año. Aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia. Reducir el desperdicio de alimentos mediante una mejor planificación de las comidas, el almacenamiento adecuado y la reutilización de las sobras puede reducir significativamente la huella de carbono de un hogar.
Compostar los residuos de alimentos
El compostaje convierte los residuos orgánicos en un recurso valioso, reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos y disminuyendo las emisiones de metano que se generarían si estos residuos se descompusieran en vertederos.
Más beneficios de la dieta sostenible
Además de mitigar el cambio climático, una dieta más sostenible puede mejorar la salud personal y reducir con ello los costes asociados a los sistemas de salud. Dietas más ricas en frutas, verduras, granos integrales y legumbres, y más bajas en carnes rojas y procesadas, están asociadas con un menor riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, de enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer.
De esta forma, queda claro que nuestras decisiones diarias sobre lo que comemos pueden tener un impacto significativo en la lucha contra el cambio climático. A esto hay que sumar que adoptar una dieta más sostenible no solo es beneficioso para el planeta, sino también para nuestra salud. Reducir el consumo de carne, optar por alimentos locales y de temporada, minimizar el desperdicio de alimentos y compostar los residuos son pasos importantes y efectivos que todos podemos empezar a adoptar para contribuir a un futuro más sostenible.
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