Cinco monas de pascua divertidas y gourmet para decirle a tu ahijado que le quieres
En Cataluña es costumbre regalar una figura de chocolate o un bollo decorado con huevos al ahijado el Lunes de Pascua
Las pastelerías se lanzan a innovar con propuestas que son todo un espectáculo que mezcla técnica, vanguardia y ternura
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En Cataluña hay cosas que no se discuten: el cava se enfría con hielo y la mona de Pascua no es un postre cualquiera. Es un rito, una tradición y, cada vez más, una oportunidad para que los grandes nombres de la pastelería desplieguen su genio creativo. Aunque el origen de esta costumbre es sencillo —regalar una figura de chocolate o un bollo decorado con huevos al ahijado el Lunes de Pascua, justo después del domingo de Resurrección—, lo que hoy ofrecen las pastelerías es un espectáculo que mezcla técnica, vanguardia y ternura a partes iguales.
Este año, hemos rastreado cinco monas absolutamente memorables, que van desde reinterpretaciones barrocas de los clásicos hasta obras escultóricas que, más que postres, son declaraciones de amor comestibles.
La Duquesita y el huevo-nube de Oriol Balaguer (Madrid)
No hay lista de monas que pueda prescindir del toque virtuoso de Oriol Balaguer. Desde su obrador el maestro catalán ha lanzado una reinterpretación del huevo de Pascua con una puesta en escena que roza lo poético: un huevo de chocolate con un interior de coloridas nubes, que descansa delicadamente sobre un brioche dorado. “No se trata solo de un juego visual, sino de texturas y contrastes que dialogan entre sí”, afirman desde el equipo de Balaguer.
Junto a esta fantasía, Balaguer también rescata la mona tradicional catalana, pero la lleva a su terreno, con figuras de animales que evocan sus propios recuerdos infantiles. Una oda a la ternura, elaborada con precisión de orfebre.
Foix de Sarrià y la mona ganadora: un gorila de chocolate
En Barcelona, si hay una pastelería donde tradición y excelencia se abrazan, esa es Foix de Sarrià. En 2025, han arrasado en el concurso La Millor Mona de Pasqua de Catalunya, celebrado en L’Hospitalet, con una figura absolutamente monumental: Foix de Sarrià, que parece esculpido más que moldeado. Según explicó el jurado, lo que marcó la diferencia fue la “precisión anatómica” y la fuerza expresiva de la pieza, un mérito que solo puede alcanzarse con años de oficio. Esta creación, más allá de su espectacularidad, reivindica que una mona también puede ser un vehículo para el arte y la imaginación.
L’Atelier Barcelona: primates con alma pastelera
Los alumnos y chefs de L’Atelier Barcelona, la escuela de pastelería de Eric Ortuño y Ximena Pastor, han querido este año rendir homenaje al mundo animal de una forma muy particular: su colección de monas está dedicada a los primates. Cada figura tiene su propia expresión facial: alegría, desconcierto, dulzura, miedo. Todas talladas en chocolate con una técnica tan pulida que cuesta creer que sean comestibles.
“El objetivo era dar personalidad a cada pieza, dotarla de una historia”, explica el propio Ortuño en declaraciones recientes. Y lo han conseguido: estas monas no solo son originales, sino también incluso conmovedoras.
Pastisseria Hofmann: donde la mona también es postre
En Hofmann, la mona es otra cosa. Aquí se trabaja desde el gusto, desde la profundidad del sabor. El equipo de la escuela de hostelería homónima, con su pastelería en el Born, propone cada año monas que no buscan impresionar por tamaño o impacto visual, sino por refinamiento.
Este 2024, su colección incluye figuras de animales de chocolate que combinan ternura, diversión y una profunda enseñanza sobre valores como la amistad, la valentía y la generosidad. Se trata de cinco animales, cada uno hecho con un tipo de chocolate diferente, lo que añade un toque de novedad y variedad a esta tradición tan dulce y sabrosa.
Escribà y el arte de la mona pop
No se puede hablar de monas sin hablar de Christian Escribà, probablemente uno de los pasteleros más mediáticos de Cataluña. En su histórica pastelería de la Gran Via, Escribà transforma la mona de Pascua en un espectáculo digno de Las Vegas.
Este año, sus monas incluyen desde una bota de chocolate en honor a Lamine Yamal, futbolista del Barça, hasta versiones animadas, como la basada en Stitch, Vaiana o Dragon Ball. “Para muchos niños, la mona no es solo un dulce, es su regalo favorito del año”, dice Escribà. Por eso, su equipo trabaja con moldes personalizados, chocolate de origen único y acabados pintados a mano. Su tienda online es una auténtica galería pop de cacao: pastelescriba.com.
Más que chocolate
Regalar una mona de Pascua es, en realidad, mucho más que una cuestión de dulces: es una manera de renovar el vínculo entre padrino y ahijado, de decir "aquí estoy", pero también "esto lo he elegido pensando en ti". Las propuestas de este año demuestran que la mona puede ser un regalo gourmet, capaz de emocionar por su belleza, por su sabor y por la historia que cuenta.
En un mundo cada vez más digital y efímero, pocas cosas tienen el poder de permanecer en la memoria como una figura de chocolate cuidadosamente escogida que, antes de ser devorada a mordiscos, arranca una sonrisa genuina. ¿Se puede decir “te quiero” de forma más dulce?
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