El alimento que mejora los síntomas de la menopausia y previene el cáncer de mama

Algunos estudios han relacionado el consumo regular de soja con una reducción significativa de los síntomas más comunes y molestos de la menopausia
El alimento que equilibra las hormonas y mejora la piel
La menopausia marca el final natural de la etapa reproductiva en la vida de la mujer, pero también el inicio de una serie de cambios fisiológicos que pueden afectar profundamente a su calidad de vida. Entre los posibles síntomas se encuentran sofocos, insomnio, sudores nocturnos, sequedad vaginal, cambios de humor, aumento de peso o pérdida de masa ósea. Todos ellos son susceptibles de aparecer durante esta etapa de transición hormonal.
Sin embargo, en los últimos años, la ciencia ha puesto el foco sobre el papel que determinados alimentos pueden desempeñar en el alivio de estos efectos, encontrando uno que destaca por encima del resto: la soja.
Soja: fitoestrógenos naturales con respaldo científico
La soja, cuyo nombre científico es glycine max, es una legumbre rica en isoflavonas, compuestos vegetales clasificados como fitoestrógenos debido a su capacidad para unirse a los receptores de estrógenos humanos. Estos compuestos tienen una estructura química similar al estrógeno y, en contextos de deficiencia hormonal como la menopausia, pueden ejercer una acción estrogénica leve.
Son numerosos los estudios que han relacionado el consumo regular de soja con una reducción significativa de los sofocos, uno de los síntomas más comunes y molestos de la menopausia. Por ejemplo, un estudio publicado por la North American Menopause Society, concluyó que las mujeres que consumen suplementos de isoflavonas durante al menos seis semanas experimentaron una disminución del 20% en la frecuencia de los sofocos y del 26% en su severidad.
El efecto beneficioso no se limita a los sofocos. Existen investigaciones publicadas en The American Journal of Clinical Nutrition que sugieren que la soja también podría contribuir a mantener la salud ósea en mujeres posmenopáusicas, reduciendo el riesgo de osteoporosis. Además, su contenido en proteína vegetal y fibra ayuda a mejorar los niveles de colesterol LDL y a controlar el peso corporal, dos aspectos clave durante esta etapa.
¿Existe relación entre el consumo de soja y el cáncer de mama?
En el otro extremo de la balanza encontramos uno de los temores más extendidos en torno al consumo de soja. Nos referimos a su supuesta relación con el cáncer de mama. Sin embargo, la evidencia acumulada en las últimas dos décadas apunta en sentido contrario. Tanto es así, que distintos estudios realizados en poblaciones asiáticas, donde el consumo de soja es elevado desde edades tempranas, muestran una menor incidencia de cáncer de mama (de un 25% en concreto) y mejores tasas de supervivencia entre pacientes diagnosticadas.
Un metaanálisis publicado en Cancer Causes & Control afirmó que el consumo de soja no solo no aumenta el riesgo de cáncer de mama, sino que podría ofrecer cierto efecto protector, especialmente en mujeres premenopáusicas o aquellas que la han incluido como parte habitual de su dieta desde la infancia.

Otros alimentos que ayudan con la menopausia
Aunque la soja ocupa un lugar privilegiado y protagonista, no es el único alimento con potencial para aliviar los efectos de la menopausia. Las semillas de lino (lino dorado o linaza) también son ricas en lignanos, otro tipo de fitoestrógeno con propiedades similares. También la avena, los garbanzos, el tofu, el tempeh o el miso son opciones saludables y versátiles que pueden incorporarse fácilmente a la dieta diaria.
También habría que prestar atención a la ingesta de calcio y vitamina D, nutrientes esenciales para la salud ósea, que pueden obtenerse a través de alimentos como los lácteos, las almendras, las sardinas o los vegetales de hoja verde. Mantener una dieta variada, rica en vegetales, frutas, cereales integrales y grasas saludables (como las del aceite de oliva virgen extra o el aguacate) es fundamental cuando llega el momento de atravesar esta etapa con vitalidad.
Eso sí, hay que tener en cuenta que no todas las mujeres responden igual al consumo de fitoestrógenos, y su eficacia puede variar en función de diferentes factores genéticos, la microbiota intestinal o la dosis ingerida. Por ello, antes de recurrir a suplementos de isoflavonas o hacer cambios drásticos en la dieta, es siempre aconsejable consultar con un médico o un nutricionista especializado en salud hormonal femenina.
En un momento vital en el que el cuerpo experimenta una transformación profunda, cuidar la alimentación puede marcar una diferencia sustancial. Incorporar la soja y otros alimentos ricos en fitoestrógenos no solo puede aliviar los síntomas más molestos de la menopausia, sino también mejorar la salud cardiovascular, ósea y metabólica. Con una base científica cada vez más sólida, estos alimentos se consolidan como aliados valiosos para vivir la menopausia con equilibrio, energía y bienestar.
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