De origen japonés pero cultivado en Granada y a 30 euros el kilo: el tomate más apreciado en la alta cocina

La variedad Amela fue descubierta en Japón en 1996, pero desde 2017 también se cultiva en la Costa Tropical granadina
Su sabor y textura son únicos, por eso este tomate es cada vez más apreciado por los chefs de restaurantes de alta cocina en nuestro país
Muchos se aventuran a afirmar que esta particular variedad de tomate, descubierta en Japón en 1996, es la más cara del mercado. Aunque ya se sabe que lo de caro y barato depende de otros muchos factores que no vamos a entrar a debatir hoy. En lo que todos estamos de acuerdo todos los que lo hemos probado es en que se trata de un producto muy especial -a la par que misterioso- el que se lleva produciendo en tierras granadinas -concretamente en Carchuna- desde 2017. De esto último se encarga Cooperativa La Palma, situada en la Costa Tropical y encargada de exportar este manjar a países como Suiza, Alemania, Francia y Reino Unido.
Su precio suele oscilar entre los 20 y los 30 euros el kilo, pero esto no supone un freno para los que ya conocen las bondades de este tomate sorprendentemente dulce que es muy apreciado por los chefs de restaurantes como Enigma, Sala de Despiece o el reciente Tetsu.
Precisamente fueron los dos jóvenes al frente de este singular proyecto (Miguel de Aguilar y João Kather), ubicado en Madrid, quienes nos descubrieron Amela y quienes nos pusieron en contacto con José Miguel Castilla, responsable de comercio electrónico de Cooperativa La Palma. Con él nos hemos citado para descubrir todos los detalles acerca de su producto estrella, aunque en su catálogo hemos localizado otros ejemplares -bastante más económicos- a los que estamos deseando hincar el diente.

Gracias a nuestro invitado hemos aprendido, entre otras muchas, dos cosas: que la mejor manera de consumirlo es manipulándolo lo menos posible y, lo más importante, que cualquiera de nosotros podemos adquirirlo a través de la web de la propia cooperativa. Pero no salgas corriendo sin tomar antes buena nota de las características de este tomate que puede llegar a alcanzar los 10,5 grados Brix. Y no te preocupes si no sabes a qué se refiere este término, te lo contamos a continuación.
Pero vosotros no os dedicáis, en exclusiva, al tomate Amela.
No, claro, somos una cooperativa que tiene más de 50 años. La Palma ha estado siempre especializada en el cultivo de mini-vegetales, como tomates cherry de distintas variedades, pepino cocktail, mini-pimientos... Pero desde 2015, aproximadamente, además de estos mini-vegetales, que siempre han sido el sello de identidad de la cooperativa, nos hemos dedicado a los tomates especiales. Y dentro de este grupo se encuentra el tomate Amela, pero tenemos otras variedades, como pueden ser el tomate Adora, Murice, Monterosa... Todos son muy buenos, pero no llegan al nivel de calidad de Amela. Para que te hagas una idea, un Asurcado Marrón, que tiene el cuerpo verde y los hombros marrones, no alcanza los 9 grados Brix, pero tiene un excelente equilibrio entre dulzor y acidez. Con esto lo que te quiero decir es que, en vez de irnos hacia el commodity, que es lo que están haciendo muchas empresas que se dedican a la agricultura por esta zona, hemos preferido apostar por el producto gourmet. Y al no ser tan alta la producción de ninguno de ellos, prácticamente todo lo que vamos produciendo lo tenemos vendido.

¿Y quién los compra?
El 90% de lo que se produce aquí va a Europa, a grandes superdicies. El resto se lo reparten entre los comerciales con los que hemos empezado a trabajar en el sector HORECA y distribuidores y la web. Desde que la adaptamos para el ecommerce, ya nos permite vender directamente a restauración, fruterías, hoteles... Muchos de nuestros clientes de HORECA los estamos derivando a la página web.
Nosotros tuvimos la oportunidad de conocer Amela gracias a los chicos de Tetsu. ¿Con qué otros restaurantes trabajáis?
El listado sería enorme, pero te puedo decir que uno de los primeros fue Enigma, de Albert Adrià. En Madrid está también, por ejemplo, Sala de Despiece, de Javier Bonet. En Córdoba lo puedes encontrar en Regadera, del chef Adrián Caballero. Y podría estar así durante un buen rato: Firmvm (Almuñécar), Casa Mol (Granada), La Máquina de Escribir (Alicante)...
¿Y te suelen preguntar por la historia de este producto? Hay como cierto halo de misterio y secretismo a su alrededor...
Lo que sabemos es que Amela nació en Japón a mediados de los 90. Ya sabes que allí, a la hora de cultivar frutas y verduras, siempre van intentando llevar estos productos al límite. Pues resulta que Masa Inayoshi fue la persona que empezó a trabajarlo en Shizuoka, que está cerca del monte Fuji, porque estaba buscando un tomate que fuera especialmente dulce. En 1996 consiguió sacar la primera cosecha de este tipo de tomate, que más allá de la dureza de la piel, la coloración o la forma, destaca por los grados Brix que puede llegar a alcanzar, que es lo que mide el dulzor del tomate. Este tomate, como mínimo, tiene que tener 9 grados Brix (que es lo que suelen tener los cherries). Y, para que te hagas una idea, un tomate estándar normalmente ronda los 4,5. Amela siempre está por encima de nueve, de hecho puede llegar a alcanzar los 10,5 grados Brix, lo cual es una barbaridad.

¿Y en qué momento empieza a cultivarse esta joya en Carchuna?
En 2015 vino Kota Inayoshi, hijo de Masa, a hacer unas prácticas a la cooperativa, porque él se había formado en agricultura y quería conocer el cultivo de tropicales que se da aquí, en la Costa Tropical. Nos habló acerca de ese cultivo que hacían allí, en su tierra, y más tarde parte del equipo de La Palma fue a visitar aquello. Una vez allí, ya se llegó a un acuerdo para hacer un proyecto en común. Es muy poquito, la verdad, pero es que ha sido muy complejo conseguir el cultivo. Se tuvo que traer, literalmente, un invernadero de Japón. De hecho, lo supervisan técnicos japoneses que son quienes van rotando cada cuatro o cinco años para que puedan volver allí con sus familias. Fueron tres años de intenso trabajo, ya que no se consiguió la primera cosecha de esta calidad hasta 2018. Y a partir de ahí, poquito a poco, se ha ido ampliando la producción. Pero ya te digo, la cosecha que tenemos la tenemos vendida antes de recibirla. Aunque ahora mismo estamos en un pico de producción, por eso has encontrado el producto con stock en la web. Pero hay otros momentos en los que es imposible, de hecho lo normal es que me llamen clientes para que pueda servirles. Es complicado.
¿Y por qué no se está cultivando en algún otro lugar de Europa o de otro continente?
Solo en Japón y Granada, ahora mismo. Aunque es cierto que ahora otra gente, al ver la acogida, está intentando sacar cosas similares. Pero ya te digo que es muy complejo el cultivo, intervienen muchos factores. Algo fundamental es que se pueda producir estrés hídrico a la planta, que es uno de los agentes que lo convierten en un cultivo sostenible. Piensa que si un tomate estándar necesita unos 60 litros de agua por kilo, en el caso del tomate Amela estamos hablando de unos 12 litros por kilo. Y esto es muy importante porque ya no hablamos solo de calidad, sino de sostenibilidad y de cuidado de la huella hídrica.

Veo que el invernadero está cerca del mar, ¿esto influye de alguna manera?
Está por la zona de Motril, a unos 4 o 5 kilómetros del mar. Lo que pasa es que, al ser un invernadero, las condiciones de cultivo están muy, muy, muy controladas. Y ya no solo las condiciones de cultivo. Por ejemplo, alrededor del tomate Amela hay toda una filosofía que tiene que ver con sacrificar la cantidad en pos de la calidad. Se da un culto al propio producto que va más allá de las condiciones de cultivo, de hecho tiene más que ver con las condiciones de trabajo de las personas que lo están trabajando.
En el menú de Tetsu te encuentras un plato que cede todo el protagonismo a este tomate. ¿Esto es algo habitual?
Te diría que es lo que hacen en la mayoría, aunque nuestra recomendación es siempre la misma: trocearlo en el plato y tomarlo directamente, sin sal ni aceite. De esa manera estaremos respetando al máximo su sabor. Y en la mayoría de los restaurantes lo sirven tal cual. Creo que la elaboración, digamos, más compleja la hacen en Enigma. Allí lo sirven liofilizado, con lo que consiguen realzar el sabor y que quede crujiente. Pero con la mayoría de los que hablo, a través del programa Agro Selecto, terminamos llegando a la misma conclusión. Todos nos dice: 'Es que tenéis un producto tan bueno que preferimos respetarlo. Lo cortamos, lo servimos en un plato y para de contar. Poco a poco más hacemos con él'.

Podemos decir entonces que el Amela se lleva la palma. ¿A qué países se suele exportar'
Sí, tal cual (risas). Principalmente, los enviamos a Alemania, Francia, Suiza y Reino Unido. Pero hay demanda de prácticamente toda Europa.
¿Y cómo va el tema de la temporada? Me dices que hay durante todo el año.
Es que dependemos de tantos factores externos... Ya no solo el viento, la lluvia, de que haga mucho calor, mucho frío... La gente suele tener la idea de que el tomate es un producto de verano, pero, por ejemplo, la tipología de tomate que trabajamos nosotros, este tomate gourmet, es un producto más bien de invierno, más bien. ¿Por qué? Porque al llevar la planta a estrés hídrico, el frío le ayuda a que cuaje mejor, a que se concentre más el sabor. Y la temporada fuerte de estos tomates, aunque hayamos conseguido alargarla a todo el año, lo cierto es que con su máxima calidad los encuentras desde enero a principios de junio.
