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El truco con el que distinguir las castañas asadas buenas de las que están malas

Castañas asadas
Castañas asadas. getty images
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Con octubre ya casi finalizado y el cambio de hora establecido en nuestra vida, el otoño parece que ha terminado de asentarse en nuestra vida y, por tanto, con el tiempo más frío, la alimentación ya cambia del todo. Pero si hay algo que nos dice que verdaderamente el otoño se ha asentado es el olor que hay en la calle y que, si seguimos nuestro olfato, nos lleva hasta los puestos de castañas que se establecen en las aceras de muchas ciudades y pueblos durante esta época.

Aunque comerse las castañas directamente del cono en plena calle, con el frío de la tarde, no son pocos los que las compran y las preparan en casa para comerlas en la tranquilidad y el calor del hogar. Ahora bien, en más de una ocasión, y prácticamente inevitablemente, se te va a colar alguna que otra mala, que está podrida o que tiene algún bicho dentro. ¿Y si hubiese un método para evitar las castañas en mal estado?

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El truco para separar las castañas en mal estado

Antes de cocinarlas hay un truco que te permite separar las que están en mal estado y así, cuando vas a comerlas, te ahorras más de un disgusto cuando les quitas la cáscara. Se trata de algo tan sencillo como sumergirlas en agua.

Lo puedes hacer en un bol grande lleno con agua, dejando unos minutos tus castañas en remojo tras removerlas. Esto va a permitir que luego las metas en el horno o en tu freidora de aire ya lavadas, pero también señalándote como algunas de ellas las tienes que desechar antes de meterlas a cocinar.

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Tras dejarlas un buen rato en agua, las castañas buenas se hundirán en el fondo del recipiente en el que las has puesto con el agua. Sin embargo, aquellas que están en mal estado porque están pasadas o podridas se quedarán flotando arriba porque estas suelen tener una parte hueca dentro que hace que tenga aire en su interior.

Por eso mismo es más fácil que se queden flotando, además de que al tener esa zona hueca si las agitas suelen sonar, pues al secarse su interior pierden su textura y se vuelven mucho más duras. Con este truco tan sencillo puedes ahorrarte el cocinar las castañas que luego no te vas a poder comer, así que casi con total seguridad podrás hincarle el diente a tus castañas asadas sin preocupación alguna de que te vayas a encontrar una mala en tu plato.