Chupar la cabeza de las gambas: el consejo de un experto sobre la presencia de cadmio
El catedrático Nicolás Olea da las claves de por qué hay que tener precaución al chupar las cabezas de las gambas por su alto contenido en cadmio
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En Navidad hay más de un placer culinario que se termina cumpliendo al comer más de un producto o plato que, de normal, no servimos en la mesa. Uno de los productos más demandados en estas fechas no es otro que el marisco, que en cada hogar puede adaptarse a cada tipo de bolsillo con diferentes selecciones: desde mejillones hasta carabineros, cigalas u ostras. Eso sí, uno que casi nunca falta son las gambas.
Estas se pueden cocinar de muchas maneras, desde hervidas hasta a la plancha para luego comerlas tal cual con un poco de sal o hacer un cóctel de gambas, un salpicón de marisco o unos aguacates rellenos.
Qué es el cadmio
Sin embargo, bien es cierto que como más común es comerlas es tal cual, abriéndolas, pelándolas, comiéndolas y, por supuesto, chupando su cabeza para saborear todos esos jugosos tan sabrosos que no quieres desperdiciar. Ahora bien, no es nada nuevo que eso último no está del todo aconsejado debido a que puede llegar a suponer una ingesta considerable en cadmio.
Este es un metal pesado que está presente en el medio ambiente y que procede tanto de fuentes naturales como de antropogénicas (la quema de combustibles, por ejemplo). El problema parte de que el cadmio apenas es absorbido por el organismo y se suele acumular en el hígado o en los riñones, donde con el tiempo puede llegar a causar una disfunción renal, un fallo renal o, en el peor de los casos, cáncer.
Chupar o no las gambas, esa es la cuestión
El problema parte de que los límites legales de consumo parten del cuerpo, no se refieren a la cabeza, donde más cadmio se acumula en las gambas. Por ello, el catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada, médico en el Hospital Clínico San Cecilio y Doctor en Medicina y Cirugía y autor del libro '80 recomendaciones para evitar los tóxicos', Nicolás Olea, señala “son una fuente importante de exposición a cadmio. Así lo declaró la propia Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) en 2019. Y sigue vigente la recomendación”.
Este experto subraya que hay que recordar que “ese cadmio no parece venir de las pilas NiCd que tu cuidadosamente guardas y llevas al sitio adecuado, sino de la contaminación de las aguas superficiales con fertilizantes que contienen más cadmio y que España comercializa y distribuye por toda Europa”.
“Del agua pasa al marisco y de ahí a tu casa”, expresa Olea. En todo caso, los niveles de cadmio de las gambas dependen de numerosos factores, como la zona de captura o el propio tipo de gamba, por lo que en humanos hay que tener cuidado especialmente con ese gesto de chupar las cabezas en niños de corta edad y en mujeres embarazadas, mientras que el resto de la población simplemente debe limitar el consumo, por lo que por unas cuántas en Navidad no pasaría nada.