Recelle, el paraíso en una esquina

Los López han creado un paraíso gastronómico en Recelle, donde se crían sus bueyes
Su fama es tal que hasta Eva Longoria pasó por sus tierras durante el rodaje de su serie gastronómica por España
El López padre compró el Restaurante España en Lugo hace más de 40 años y ahora sus hijos, Paco y Héctor, lo regentan
Cuando se citan a la vez el sol y la lluvia, una luz limpia ilumina cielo y tierra y los dioses se juntan en Recelle (Portomarín, Lugo). Allí, en su finca, nos esperaban los López, una familia de una bondad bíblica que manteniendo la tradición y la memoria han hecho de este, su lugar, un paraíso terrenal, el emplazamiento en el que dispensan a sus amigos el recuerdo de los días felices. Recelle y los López hacen de la raíz un fruto. “El lugar en el que vivimos verdaderamente no es aquel en el que pasamos los días, sino aquel en el que esperamos, sin saber lo que esperamos, es aquel en el que cantamos sin comprender lo que nos hace cantar", escribió el autor francés, Charles Bobin.
El verde de la hierba es esplendoroso, brilla, luce, es un estímulo para la vista. Aquí Paco López, el padre, ejerce su reinado. Ha hecho de todo en esta vida, es un hombre de rúbrica renacentista: su experiencia le hizo saber donde se cruzan todos los caminos y donde la vida recupera su luz. Trabajó en la banca, compró un restaurante histórico y montó esta aldea encantada en la que pacen y se crían sus bueyes. Conversador afable, generoso y sabio, que ha sabido inocular a los suyos la pasión de pertenencia a este sitio en donde están sus orígenes, en donde comenzó todo. Él y sus hijos: Paco y Héctor, son un mismo corazón que se sueña los unos en los otros.
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El López padre compró el Restaurante España en Lugo, hace más de cuarenta años, más tarde se incorporaron sus hijos, Paco y Héctor para regentarlo, el primero se hace cargo de la sala, el segundo de la cocina; allí sirven la carne de los bueyes de Recelle. Su prestigio y buen hacer no para de crecer en los ámbitos gastronómicos nacionales e internacionales. Es sin duda alguna una referencia ineludible de la ciudad, una parada obligada si algún día andan por aquí.
Mi amigos los pontevedreses Sonia y Javier, me refirieron hace unos meses su deseo de criar un par de bueyes en un espacio de reciente adquisición en Mourente (Pontevedra) y solícito me ofrecí a presentarles a esta familia porque no podría disponerles mejor compañía para este viaje ganadero.
Eva Longoria y Jesús Sánchez
Recelle es la naturaleza equilibrada, un espacio alejado de agresiones urbanísticas, una isla del tesoro a tan solo cuatro kilómetros de la excelsa ruta que lleva a la tierra de redención: Santiago de Compostela. Aquí la lluvia hoy se recuesta y duerme sobre la hierba en la que pastan apaciblemente bueyes de diferentes razas que atienden y acuden mansamente a nuestra llamada y participan del encuentro como si nos hubieran elegido para sí. Es un espectáculo irrepetible. Esta armonía de paisaje y ganado, es la pura geometría del descanso.
Mientras nos explican su proyecto los López nos refieren la visita reciente de la actriz Eva Longoria que recaló aquí para hacer una grabación para su programa 'Searching for Spain', que al parecer se estrenará el próximo mes en la CNN. Sostiene la familia López que la visita fue de lo más cordial y que la actriz y empresaria afirmó sentirse muy familiarizada con el mundo ganadero porque ella creció y se crió en un rancho. Y lo mejor: nos cuenta Paco que ella, ni corta ni perezosa, hizo una videollamada y pusieron a los padres a hablarse y que esa videoconversación fue de lo más distendida, porque ambos padres se reconocieron en el amor y el conocimiento del campo. “… los grises maravillosos, los tenues verdes, esas dulces joyas y tersas sedas, sostienen un milagroso momento”, escribió el poeta lucense Luis Pimentel. Quizá algo así se dijeron López y Longoria.

Es la hora de comer, entramos en la casa que sostiene la memoria de esta familia, hay una atmósfera envolvente, un crepitar de llamas en la amable república de las brasas de lareira. Ya se sabe que en Galicia hay una máxima: que nadie se vaya sin comer, sin beber y sin escuchar un cuento (¡hay tantos de tradición oral alrededor de una lareira!). Aparece la hermosura de lo rústico y a modo de promesa de un excelente yantar, un par de chuletones que cuelgan del techo. Lo sencillo se hace hondo al calor del fuego.
Marián Martínez y Jesús Sánchez, nuestros amigos del Cenador de Amós de Cantabria (3 estrellas Michelin, 3 soles Repsol), son los primeros en ensalzar el entorno, en elogiar la empanada y el chorizo de buey (¡espectacular!), que aparecen en el aperitivo de bienvenida acompañados por un mencía alegre y cantarín, joven como un 'beaujolais' que cultiva Paco padre en un viñedo vecino. Es fresco y goloso, de trago largo que dicen. La vida respira en Recelle, en el corazón ya maduro del invierno.
Sentados a la mesa, comida y conversación se convierten en un canto a la amistad, un laboratorio de afectos, un aria de la buena vida animada por un steak tartar de buey inigualable, no en vano ha sido premiado como el mejor de España y luego los chuletones acompañados por puerros asados; estamos ante el retablo de las maravillas. Verdes y grises desvaídos se cuelan por la ventana en este lugar de hospitalidad y belleza, de hermandades inquebrantables, de los sueños cumplidos.

Otro vino se suma a la comida, Capricho de Merenzao de Ponte da Boga 2018, un vino diferente, con finura e intensidad, de gran personalidad, reflejo de un paisaje dominado por un terroir también único.
“El habla es comunión y sentimiento, historia compartida íntimamente”, decía el poeta Manuel María. Nuestro hablar no para, va de un lado a otro: de comprar bueyes en la 'raía' portuguesa para llevarlos a Mourente, del extraordinario punto y sabor de la carne proclamado por Jesús Sánchez, de próximos encuentros en los que ir encauzando esta marea de sentimientos… La tarde va cayendo blanda y tranquila, como la quería la poeta Alfonsina Storni.
Llega el momento de la despedida: Recelle, es uno de los lugares del que uno se enamora, por lo que sucede, por lo evocador. Es el lugar donde se construye el mundo. Nosotros nos vamos a buscar primaveras, esas que aquí, bajo el agua bendita de la lluvia, ya empiezan a latir.
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