Opinión

Casa Escánez, comida con diamantes

Los cinco vinos mejor puntuados por las guías españolas. Cedida
  • En Casa Escánez se dan cita cinco de los vinos mejor puntuados por las guías españolas para ser catados a ciegas y valorados por un jurado popular

  • El vencedor resultó ser Cirsión 2021, un vino espectacular, en una añada redonda, muy equilibrado y fino

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Garrucha y Casa Escánez ya estaban aquí mucho antes de que nosotros los soñáramos. La vida de su mar nos esperaba. Cada año, y van 17, en Casa Escánez, ese lugar privilegiado frente al malecón, se dan cita cinco de los vinos mejor puntuados por las guías españolas para ser catados a ciegas y valorados por un jurado popular integrado por casi un centenar de personas. Los cinco magníficos de este año fueron: La Ermita 2022, Viña del Pisón 2022, Alabaster 2021, Mágico de Sierra Cantabria 2022 y Cirsión 2021. Prodigiosos.

Una idea que partió de mi querido Mikel Zeberio y que se ha ido consolidando en el tiempo y adquiriendo un gran prestigio y renombre nacional. Una puerta abierta a lo imprevisto.

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Chefs, bodegueros, sumilleres, distribuidores y aficionados al vino se citan alrededor de la hospitalidad y la buena mesa de los Escánez, segunda y tercera generación que mantienen en pie esta catedral garruchera del producto.

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Terminadas la cata y la asiganción de puntuaciones, mientras se realizaba el recuento, dio comienzo un auténtico festival gastronómico: primero en la terraza, ante esa majestuosa barandilla de mármol que recorre el paseo y que quizá por ella Garrucha fue bautizada en un tiempo “la pequeña San Sebastián”. Atún rojo salvaje hecho en Escánez y cortado a cuchillo como si fuera jamón, sabroso e intenso; quesos de la Quesería La Antigua; Jamón R. H., 100% bellota de D.O. Extremadura y un pulpo cocinado magistralmente por una ¡pulpeira rusa! En su punto, con “esa tersura casi dureza” que reclamaba Cunqueiro. Vermuts de Casa Alberto, Gramona III Lustros 2017 para amenizar tan exquisito aperitivo.

La comida enseñaba una fraternalidad inusual, muchos de los presentes (habituales de la cita), conversaban animadamente mientras iban llegando los platos a la mesa: Tomate raf tardío con AOVE, estupendo a pesar de estar en el ocaso de su temporada; camarón soldado de Garrucha al limón, provocador de la memoria involuntaria, aquella de mi niñez en la que pescábamos camaroncitos en las rocas de nuestras playas y los comíamos crudos. Nuestra magadalena proustiana. Cigala de garrucha hervida, bien cocinada y presentada y de un sabor muy auténtico; la gran protagonista de la tarde: la gamba roja de Garrucha, magistral; y una cherna cocinada en su punto que hizo las delicias de los comensales. Fruta de temporada y hojaldre para rematar.

Los vinos de compañía fueron Do Ferreiro 2024, elaborado en la bodega de Gerardo Méndez, lo prescribía su hija Encarna; en boca todas las frutas blancas, frescura, amplitud y volumen, un gran albariño. El tinto, El Puntido 2022, una danza vibrante de frutos rojos, carnosos y con cuerpo; lleno de matices. Nos acompañaba también el gran Marcos Eguren, que representaba a los dos vinos en concurso y a este que acompañaba el almuerzo.

Y llegó el momento culmen, el de conocer cual de los cinco vinos era el ganador, el más puntuado de la cata, que resultó ser Cirsión 2021. Un vino espectacular, en una añada redonda, muy equilibrado y fino.

Es una pena que el vencedor tenga que ser uno de entre tantos grandes y como bien dijo Agustín Santolaya, director general de Bodegas Roda (donde se elabora Cirsión), “estar aquí es un triunfo, si además lo haces con dos vinos tuyos como Marcos Eguren (Alabaster y Mágico), es una doble victoria y si por encima el vino que yo represento se alza con tan apreciado reconocimiento es el no va más”. Enhorabuena.

Entre los asistentes algunas caras conocidas. Los reseñados bodegueros, Toni Pérez (a quien cariñosamente llamamos Toni Gramona); Antonio Rueda, segunda generación del mejor distribuidor de vinos de Almería; Jesús Sánchez, el chef del Cenador de Amós; Mikel Zeberio a quien debemos tantos magisterios; Alfonso Delgado, Presidente de las Tabernas Centenarias de Madrid; y los anfitriones imperiales Paco Escánez, padre e hijo, un prodigio de hospitalidad y cariño. Imbatibles.

Tocaba regresar a pernoctar a Almería, la dársena de Garrucha lucía sus aguas calmadas y limpias. La estancia hacía valer aquella definición que daba del lugar Javier Reverte, que tanto la frecuentaba: “La dicha en Garrucha es mucha”.

Casa Joaquín, un templo muy venerado

El día amanecía soleado y azul, con una ligera brisa marina que barría la ciudad de Almería. Antes de acudir a la comida en Casa Joaquín, una breve parada en un restaurante que abrirá sus puertas en breve para seguir engrandeciendo la gastronomía almeriense, Carbónico de Jorge Andújar, un discípulo de Francis Paniego (Echaurren y El Portal de Echaurren en Ezcaray). La ilusión que Jorge deposita en su futuro es digna de encomio y exaltación, él ya triunfa en Almerimar con su otro Carbónico que ahora va a alternar con este: buenos vinos y platos muy pensados se anuncian en esta nueva oferta para la ciudad. ¡Mucha suerte!

Casa Joaquín es un templo del buen comer en el sur de España. Allí nos aguarda la Peña del Fondo, a la que habría que proponer para el Premio Nacional del Buen Vivir. ¡Qué tipos! Divertidos, amables, felices, disfrutones… Su compañía es un regalo.

Estábamos a lo que estábamos, a cumplir con la tradición también anual de ofrecer una cata de Gramona, Corimbo, Roda y Cirsión.

Mientras se descorchan los vinos y la conversación emprendía derroteros de alegría, Joaquín tiró de su magisterio y comenzó una coreografía gastronómica con productos de primerísima categoría: tomate raf que todavía esgrimía su punto de dulzura; quisquilla del Mar de Alborán también con hielo y limón, excepcionales; gamba de Garrucha en un punto soberbio; cigalas de esta costa a la plancha, estupendas; y en la parte de pescados: boquerones al limón con un rebozado delicadísimo, “emborrizado”en el argot local; loritos muy bien fritos que llevaron al almuerzo a una altura inalcanzable y para finalizar calamar de potera y morrillo de atún, magistrales. Como bien dice Robin Food, “Casa Joaquín es la bomba de neutrones”, cocina bien hecha, con la rotundidad de la sencillez y con mucho esmero, para que nada se vaya de la memoria aquí alojada.

Tony, exhibió de nuevo su Gramona III Lustros 2016, burbujas finas y delicadas, sofisticadas y profundas. Una delicia para acompañar en consonante a los mariscos.

Agustín Santolaya, el dios riojano, se dio una lección magistral con las tres añadas de Corimbo I: 16,17 y 18, para seguir con Roda I blanco 2021, envolvente y vibrante en su acidez. Espectacular. Y el colofón lo puso Cirsión 2021. El mejor final.

La conversación se animaba y se distiendía y la camaradería se iba pronunciando en la levedad de la tarde. Esta peña merece un monumento a la felicidad.

Tocaba irse. Antonio Rueda, el “césar imperator” de este par de días nos acercó al aeropuerto, sobre su pista de aterrizaje se dibujaba el perfil de la Sierra de Gata. Todo viajero debiera saber hacer del sol y del viento vivaces compañeros.

La vista aérea de la costa me hizo pensar que antes de que descubriéramos Garrucha y Almería, ellas ya habían descubierto la felicidad.