Tener un buen vino con el que brindar ya es mucho, pero de nada va a servir si no tenemos una buena copa en la que catarlo
Sí, una buena cristalería va a potenciar las bondades que tiene ese vino que estabas reservando para una ocasión especial
Te mostramos algunas ideas de copas por las que vale la pena hacer un buen desembolso
Cada cierto tiempo ocurre que un amigo me escribe y me pide una recomendación en forma de botella para un acontecimiento especial. Ya sea un homenaje, cumpleaños, aniversario, pedida de mano, ascenso o funeral, el caso es que quiere que le sugiera una referencia especial para maridar el acontecimiento en cuestión. Se suele ser generoso en el presupuesto, siempre más de 50 euros y no es raro que quieran adentrarse en las exigentes tierras de las tres cifras.
Bien, normalmente, a los pocos días, me suelen enviar una foto con el vino que les indiqué para agradecerme el gesto. Ahí es cuando, en no pocas ocasiones, observo turbado que la copa que aparece en segundo plano, por aquello de completar el encuadre, es un horror. Un vidrio de tienda de regalos o de multinacional sueca, horrenda, cuyo grosor, tanto de cáliz como de tallo, compite con los que sostienen el acuario de Madrid. Lo peor de lo peor, pero de llamar a la policía.
Y es que al personal le suele preocupar muy poco su cristalería vinera creyendo que son artículos más propios de iniciados que de civiles incurriendo en un grave error. No tiene sentido beber vino en una copa mala, ninguno, pero es que ya si encima son buenos y caros es desperdiciarlos, sería algo así como comprarte un Ferrari y no ponerle ruedas.
Sostener una copa fina, de estas que parece que el tallo, a poco que te sirvan vino, va a partirse por la mitad, es una experiencia de lo más agradable. Sin dejar de mencionar aportes sustanciales dado que las copas delgadas, de determinadas formas y tamaños, enriquecen el contenido, por ejemplo, manteniendo su temperatura u oxigenándolo.
Creedme. Además, es solo una inversión inicial, una copa puede duraros toda la vida. Que sí, que se rompen, pero a poco que no seáis unos torpes y/o las mantengáis alejadas de niños y mascotas, os deberían durar bastante. El gran truco para su longevidad es que nunca las freguéis después de la sesión de turno ya que, aunque vosotros penséis que vais de puta madre, la realidad suele ser bien distinta. Dejadlas pasar la noche con agua hasta la mitad de su capacidad y ya mañana rematáis la faena con un estropajo de cierto uso para que sea más dúctil de lo normal.
Con esa sencilla estrategia llevo sin romper una copa desde la pandemia. Por tanto, ahora que debería teneros convencidos, voy con cinco recomendaciones de objetos que SÍ se pueden llamar copa de vino. Compradlos, os hacen falta.
Schott Zwiesel, Copa Burdeos. Pack de 2: 19,95 euros
Empiezo con la de gasto más prudente por si aún no os fiais del todo de mí o sí, pero es que estáis tiesos. En ese caso os recomiendo estas Schott Zwiesel Burdeos, formato que viene a ser universal, es decir, valen para casi todos los estilos. Para ir empezando, cumplen.

Spiegelau Definition Universal. Pack de 4: 103 euros
La copa que ha revolucionado el sector es el modelo Universal de Spiegelau en su línea Definition. No vais a encontrar mejor precio en una copa más fina y ligera, suelen estar a algo más de 20 euros la unidad cuando cualquier otra de su gama sale por más del doble. Aquí podéis echar cualquier vino que lo vais a disfrutar. Encima son resistentes, lo que facilita enormemente su limpieza. Su relación calidad-precio es imbatible.

Josephine Hutte, nº 2. 64 euros cada copa
La que yo utilizo en mi casa siendo, por tanto, mi favorita. Soy consciente de que su forma puede no ser del agrado de todo el mundo, eso ya son cuestiones subjetivas, pero a mí me encanta. Objetivamente sí son algo más difíciles de limpiar dada la profundidad de su hendidura en el tallo, eso no lo voy a ocultar, pero su finura mejora hasta al agua del grifo. Y punto.

Riedel Performance, Cabernet/Merlot. Pack de 2: 54,90 euros
La Performance de Riedel me gusta mucho, pero puede que no sea un modelo para tener en exclusiva, me refiero a que es una opción completista, no única. Si ya tenemos una copa buena son una elección ideal para dar un toque original a vuestra colección dado que el leve biselado del cáliz resulta de lo más estético. Son perfectas para vinos que requieran bastante oxigenación, o sea que, en ese sentido, las podéis especializar, aunque realmente, sirvan un poco para todo.

Gabriel Glas, Gold Edition. 50 euros cada copa
Copa de culto total, a mí no me gusta especialmente porque su forma y altura del tallo no me acaban de convencer, pero eso os debería dar igual dado que al resto de profesionales este modelo les encanta, a tal punto que suele estar siempre agotada. Desde el punto de vista técnico es impecable, eso es así. Son algo delicadas, pero con el debido cuidado no deberíais tener problemas de roturas.

Ahora sí, ahora ya sí podéis ir a por cualquier vino. De nada.
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