Mejor sumiller

Trabaja en Etxebarri y es musulmán: Mohamed Benabdallah, el mejor sumiller del mundo 2025

Mohamed Benabdallah
Mohamed Benabdallah, mejor sumiller del mundo 2025theworlds50best
  • Mohamed Benabdallah, sumiller de Asador Etxebarri, ha sido elegido el mejor del mundo en 2025

  • De origen argelino, se considera "musulmán no practicante" ante las restricciones que su religión tiene sobre las bebidas alcohólicas

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Otro año más que el Asador Etxebarri se queda a las puertas de convertirse en el mejor restaurante del mundo en The World’s 50 Best Restaurants repitiendo en 2025 la posición de 2024: la segunda plaza que lo sitúa una la élite gastronómica mundial, solo superado este año por el peruano Maido. Sin embargo, el restaurante vasco ha conseguido uno de los galardones individuales en la gala celebrada en Turín: el premio a mejor Sumiller del Mundo 2025 para Mohamed Benabdallah, una pieza clave para que Etxebarri siga cosechando éxitos.

El sumiller de un restaurante es clave para el buen funcionamiento de la sala y la cocina que lidera Bittor Arguinzoniz lo sabe bien, por eso desde 2017 Benabdallah se encarga de ese campo de Etxebarri, convirtiéndose poco a poco en todo un referente.

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El sumiller, que también llaman Moha o Mo, nació en Argelia, pero cuando tenía 11 años su familia se mudó a Suiza, donde se formó, especialmente en Zurich, ciudad en la que comenzó sus estudios de hostelería y empezó a trabajar en un hotel cinco estrellas en el que le enseñaron a intentar alcanzar siempre la excelencia, una filosofía que le marcó para el resto de su carrera.

Una carrera en restaurantes españoles

Aunque su formación estaba en Suiza, pasaba temporadas en Denia, donde sus padres tenían una casa, así que con 18 años se plantó ante Quique Dacosta y empezó a trabajar en su restaurante. Allí, con la ayuda de José Antonio Navarrete, fue donde inició su carrera en el mundo del vino, perfeccionando sus habilidades como sumiller y ampliando sus conocimientos vinícolas y aprendiendo cómo una buena elección de la botella puede elevar cualquier experiencia gastronómica.

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Sus ganas de seguir aprendiendo le llevaron a tocar la puerta de Mugaritz, el restaurante de Andoni Luis Aduriz, al que acudió para hacer unas prácticas mientras el restaurante de Quique Dacosta permanecía cerrado durante el invierno, y donde al final se quedó durante un lustro.

Allí trabajó tanto en sala como de sumiller, escalando poco a poco posiciones hasta terminar siendo responsable de sala gracias a su constante aprendizaje en el manejo de la sala y en la selección de los vinos.

Pero sus ansias por seguir probando cosas diferentes le llevaron a aterrizar, con la recomendación del propio Aduriz, a finales de 2017 en Etxebarri, donde se ha convertido en una de las piezas claves del éxito del restaurante (número dos del mundo) y que acaba de elevarle a mejor sumiller del mundo 2025.

En el restaurante vasco es el sumiller jefe, encargándose de la meticulosa selección de los vinos que completan la oferta del asador, una carta en la que hay más de 400 botellas de máxima calidad y que se adaptan al gusto de cualquier comensal, además de estar en constante cambio para poder incorporar nuevos descubrimientos. Eso es lo que han valorado en The World’s 50 Best, su gran personalidad, además de su trayectoria meteórica en el mundo del vino que ya el año pasado le colocaba como el número 2.

Una vida dedicada al vino

Tantos años dedicándose al vino chocan con que sea musulmán y las restricciones que su religión tiene sobre las bebidas alcohólicas. Sin embargo, es una situación que vive con naturalidad, asegurando en una entrevista con El País que se considera “musulmán no practicante, como muchos cristianos. Cuando era joven me preguntaba muchas veces sobre esto, pero con el tiempo tuve que tomar una elección. Por un lado está mi religión y por otro mi profesión. No hay ningún problema”.

Para Mohamed el vino no debería ser un mundo exclusivo de las élites y, en la citada entrevista, defendía su democratización: “Cada vez en más difícil justificar que un vino de tres años que vale 200 euros va a costar después 300 o 400. Los precios deben ser más razonables. Los sumilleres tenemos que ser muy observadores para no entrar en ese juego y ser capaces de buscar alternativas”.