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Como un auténtico Dios de la antigua Gracia, así se ha mostrado Yago ante la atenta mirada de Catha y de Lydia, que casi ni podían articular palabra al ver al hombre más atractivo de la casa casi completamente desnudo. Tapando sus partes más íntimas con un simple trapo y sujetando una copa de vino, Yago bromeó con las chicas sin dar muestras del más mínimo pudor.







